8 prácticas de manejo en una producción caprina
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186 ARTÍCULOS RIA / Vol. 43 / N.º 2
Prácticas de manejo y producción
en sistemas familiares de cría caprina en
las quebradas áridas de Jujuy y Salta
RESUMEN
Una encuesta transversal ad hoc se llevó a cabo en 40 unidades productivas familiares (UPF) de la Que-
brada de Humahuaca y de la quebrada del Toro en las provincias de Jujuy y Salta respectivamente, con el
objetivo de describir las prácticas productivas empleadas en sus majadas caprinas. La encuesta se realizó
por conveniencia, seleccionando aquellas UPF que estaban dispuestas a recibir, en su predio, la visita de los
encuestadores. Se recabaron datos del manejo, como prácticas en lo relativo a la alimentación, a la repro-
ducción y a la salud de los caprinos. Para el análisis estadístico se utilizaron técnicas descriptivas, análisis
de varianza y prueba de Tukey. Los productores encuestados eran propietarios de pequeñas superficies
(promedio: 3,41±3,3 ha), criando mayormente sus animales sobre tierras fiscales, sin alambrados, ni límites
fijos de las áreas de pastoreo. Las UPF tuvieron en promedio 124,5±102 caprinos (sin contar cabritos); el
79,7% eran cabras madres. Los biotipos predominantes fueron el Criollo, cruzas Anglo Nubian x Criollo y
Saanen sobre Criollo. Las instalaciones de las UPF fueron precarias, ya que en su mayoría solo constaban
de corrales de piedra y enramadas y, en menor medida, de alambre romboidal; sin embargo la disponibilidad
de agua fue buena. El sistema de cría fue predominantemente extensivo con encierre nocturno y la alimen-
tación de la majada se basó en el pastoreo de los cerros en verano-otoño y de cultivos, rastrojos o residuos
de fin de otoño al verano. Un 96,2% de las UPF ordeña manualmente, a media leche y tiene una producción
promedio por cabra estimada en 0,59±0,31 litros. El 91,7% de los productores destinan la mayor parte del
queso a la venta informal y autoconsumo de excedentes. Un 68% de las UPF venden carne caprina, aunque
el destino de esta es mayormente para consumo familiar. En el 36% de las UPF el servicio es de tipo esta-
cionado, mientras que en el resto es continuo. La parición promedio se concentra en tres períodos: abril-junio
(46%), julio-agosto (31,5%) y septiembre-octubre (13,7%) donde pare casi la totalidad de la majada y una
segunda parición de algunas cabras (15,2%) entre noviembre-enero. El porcentaje de cabras paridas sobre
servidas fue de 79,4±18% y el de cabritos señalados por cabra en servicio fue de 66,7±26 %. La mortalidad
perinatal promedio fue de 16,5±11,5%. El manejo sin o con poca permanencia de pastoreo en los cerros
favoreció (p<0,03) la producción de leche, como el número (p<0,09) de cabritos señalados sobre cabras en
servicio en comparación con un mayor tiempo en los cerros. El estacionamiento del servicio también mejoró
(p<0,004) la señalada y disminuyó (p<0,05) la mortalidad perinatal. En cuanto a prácticas sanitarias rutina-
rias de las UPF, el 61,5% inyectaba complejos minerales-vitamínicos, una (79%) o dos (19%) veces al año
a toda la majada, generalmente durante la parición y en solo un 15,4% se vacunaba contra enfermedades
clostridiales. El 92,3% de los productores desparasitaba la majada y de estos un 54,2% lo realizaba 2 veces:
en otoño y primavera. El 71,8% trata los piojos. Estos primeros resultados muestran la importancia de llevar
a cabo y validar estudios más específicos respecto del manejo general, alimenticio, reproductivo y sanitario
de las majadas, ya que las limitantes productivas registradas son importantes y con prácticas sencillas y
Explicación: