7 ¿Qué relación se muestra entre la guerra, la religión y la política?
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Respuesta:
ahora que el Papa Juan Pablo II ha vuelto al Continente Americano y que su mensaje pastoral se mezcla ineludiblemente con cuestiones políticas, bien valdría la pena hacer una breve reflexión sobre cómo, hasta esta época, los asuntos religiosos se entreveran con los del poder terreno: se utilizan, se manipulan, se exacerban hasta llevar, en no pocas ocasiones, al enfrentamiento armado que, en su esencia, no tiene nada de espiritual
Entrada en el tercer milenio de la era cristiana, con por lo menos 20 mil años de historia documentada, un último siglo con avances científicos y tecnológicos como nunca antes y el desarrollo de una legalidad cada vez más universal, sobre bases seculares, la humanidad y sus líderes parecen no haber abandonado un pensamiento mitológico y maniqueo que tiene trabajo en distinguir lo que pertenece al César y lo que es de Dios
Por supuesto, en esta confusión subyacen intereses muy concretos y no necesariamente religiosos, como son la ambición territorial, el control de las materias primas y los recursos naturales, las posiciones estratégicas, las alianzas económicas e ideológicasen suma: la disputa por el poder
Lo malo es que para justificar estos apetitos y para cohesionar a las masas –que son un elemento clave en la obtención y retención del poder– se ha abusado del discurso religioso hasta la saciedad y en no pocas ocasiones con efectos devastadores, como son los radicalismos que martirizan a varias regiones del mundo, con pocas posibilidades de negociación
Todas las religiones se basan en un elemento fundamental que es la fe Si se define a ésta como la creencia incuestionada de una serie de preceptos que conforman una identidad religiosa, puede comprenderse que no son precisamente los creyentes –sobre todo los dogmáticos– los más proclives a la tolerancia y a la negociación ¿Cómo convencer, por ejemplo, a un judío ultraortodoxo de que debe abandonar una tierra que le prometió Jehová? O, ¿cómo impedir que los fundamentalistas musulmanes emprendan una Guerra Santa, cuando así se los exigió Mahoma en nombre de Alá?
Ni siquiera cuando los que se enfrentan provienen de un mismo tronco, las soluciones son más fáciles, como ocurre con protestantes y católicos en Irlanda del Norte ¿Cómo, si durante generaciones ambos se han acusado de herejes, cismáticos y traidores a la que cada uno defiende como la religión verdadera?
Se sienten diferentes y se quieren diferentes Y la separación no sólo es mental Se da en forma tangible y cotidiana y no sólo en las zonas en conflicto arriba mencionadas En numerosos países los grupos religiosos viven aparte y mueren aparte Tienen sus barrios, sus escuelas, sus iglesias y sus cementerios Hablan otra lengua y practican otros rituales; leen otros libros, oyen otra música, celebran otras fiestas, visten otros trajes y hasta comen otros alimentos
Lo anterior no tendría nada de malo si se tratara de preservar una diversidad cultural y una pluralidad religiosa El efecto negativo surge de la insistencia en presentar estas diferencias como antagónicas y, peor aún, como enemigas Sin duda, éste ha sido el detonador de muchos de los conflictos que han cruzado el puente del Milenio y que, lejos de aminorar, propenden a incrementarse en el corto plazo
No hay duda de que el enfrentamiento por antonomasia en el que se mezcla lo político con lo religioso es el del Medio Oriente Crudamente hablando, se trata de una disputa de dos pueblos por un territorio que resulta demasiado pequeño para albergarlos, aunque con voluntad política se podría solucionar Donde se entrampa esta solución, es en los argumentos históricos y religiosos, infranqueables como tales y alimentados por los sectores más radicales de ambos bandos
Si bien la mayoría de los ciudadanos israelíes se declara laica, pacifista y proclive a una democracia de corte occidental, lo cierto es que la existencia misma del Estado de Israel se encuentra indisolublemente ligada con la promesa que Jehová hiciera hace miles de años a Moisés Porque, de otra manera, ¿cómo se sustentaría que el moderno Estado judío debía crearse ahí y no en otra parte? Toda la estructura jurídica se basa en esta reivindicación histórico-religiosa y la actual sociedad se debate entre mantener una virtual teocracia o avanzar hacia un estado laico, que podría cuestionar su propia existencia
Aunque no tan marcada, la situación entre los palestinos muestra algunas similitudes Considerado como uno de los pueblos menos religiosos entre los árabes, no puede sustraerse a aquellos grupos que ven en los territorios disputados un suelo transitado por Mahoma y bendecido por Alá Tampoco evitar que, en nombre del Islam, los más dogmáticos –muchos ni siquiera palestinos– emprendan una Guerra Santa contra sus enemigos históricos
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