Castellano, pregunta formulada por alondraescalante390, hace 1 año

7 -Fue tal el golpecillo, que me desatinó y sacó de sentido, y el jarrazo tan grande, que los pedazos de

él se me metieron por la cara, rompiéndomela por muchas partes, y me quebró los dientes, sin los cuales

hasta hoy día me quedé.

Desde aquella hora quise mal al mal ciego, y, aunque me quería y regalaba y me curaba, bien vi que

se había holgado del cruel castigo. Lavóme con vino las roturas que con los pedazos del jarro me había

hecho, y, sonriéndose, decía:

—¿Qué te parece Lázaro? Lo que te enfermó te sana y da salud —y otros donaires que a mi gusto no

lo eran.

Ya que estuve medio bueno de mi negra trepa y cardenales, considerando que, a pocos golpes tales,

el cruel ciego ahorraría de mí, quise yo ahorrar de él; mas no lo hice tan presto, por hacerlo más a mi

salvo y provecho. Y aunque yo quisiera asentar mi corazón y perdonarle el jarrazo, no daba lugar el

maltratamiento que el mal ciego dende allí adelante me hacía, que sin causa ni razón me hería, dándome

coscorrones y repelándome.

Y si alguno le decía por qué me trataba tan mal, luego contaba el cuento del jarro, diciendo:

—¿Pensaréis que este mi mozo es algún inocente? Pues oíd si el demonio ensayara otra tal hazaña.

Santiguándose los que lo oían, decían:

—¡Mirad quién pensara de un muchacho tan pequeño tal ruindad!

Y reían mucho el artificio y decíanle:

—¡Castigadlo, castigadlo, que de Dios lo habréis!

Y él, con aquello, nunca otra cosa hacía.

Y en esto yo siempre le llevaba por los peores caminos, y adrede, por hacerle mal y daño; si había

piedras, por ellas; si lodo, por lo más alto; que, aunque yo no iba por lo más enjuto, holgábame a mí dequebrar un ojo por quebrar dos al que ninguno tenía. Con esto, siempre con el cabo alto del tiento me

atentaba el colodrillo, el cual siempre traía lleno de tolondrones y pelado de sus manos. Y, aunque yo

juraba no hacerlo con malicia, sino por no hallar mejor camino, no me aprovechaba ni me creía, mas tal

era el sentido y el grandísimo entendimiento del traidor.

Y porque vea Vuestra Merced a cuánto se extendía el ingenio de este astuto ciego, contaré un caso

de muchos que con él me acaecieron, en el cual me parece dio bien a entender su gran astucia. Cuando

salimos de Salamanca, su motivo fue venir a tierra de Toledo, porque decía ser la gente más rica,

aunque no muy limosnera. Arrimábase a este refrán: «Más da el duro que el desnudo». Y vinimos a este

camino por los mejores lugares. Donde hallaba buena acogida y ganancia, deteníamonos; donde no, a

tercero día hacíamos San Juan.

Acaeció que, llegando a un lugar que llaman Almorox al tiempo que cogían las uvas, un

vendimiador le dio un racimo de ellas en limosna. Y como suelen ir los cestos maltratados, y también

porque la uva en aquel tiempo está muy madura, desgranábasele el racimo en la mano. Para echarlo en

el fardel, tornábase mosto, y lo que a él se llegaba. Acordó de hacer un banquete, así por no poder

llevarlo, como por contentarme, que aquel día me había dado muchos rodillazos y golpes. Sentámonos

en un valladar y dijo:

—Ahora quiero yo usar contigo de una liberalidad, y es que ambos comamos este racimo de uvas y

que hayas de él tanta parte como yo. Partillo hemos de esta manera: tú picarás una vez y yo otra, con tal

que me prometas no tomar cada vez más de una uva. Yo haré lo mismo hasta que lo acabemos, y de esta

7) suerte no habrá engaño. me podrían ayudar xfavor a poner de q trata

Respuestas a la pregunta

Contestado por nubiacardenasruiz
1

Respuesta:

kwbsisbshdjlsmosnsjsbskosbsgdbdinsgdndisbhd zudndunwisnsjbshsb pauli tabzorsA cardenas peres resptrindubdgdb

Explicación:

eres una grnio por responfer cpdas que np sld

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