7 aplicaciones de la química al mundo de la agricultura fundamentales para lograr un incremento de la cantidad y la calidad de los alimentos.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
si es esta
Explicación:
Para la producción agrícola se recurre mucho a los
productos químicos que se utilizan como fertilizantes y
plaguicidas y para regular el crecimiento de las plantas.
Los plaguicidas se difunden a propósito en el medio
ambiente para combatir los insectos, las malas hierbas,
las enfermedades de las plantas y otras plagas que afectan
a la producción agropecuaria, así como para combatir
insectos que propagan enfermedades humanas. Los
plaguicidas cumplen una función de reconocida
importancia en la agricultura y en la esfera de la salud
pública. Las ventajas que se empleo reporta, en cuanto
elevan el rendimiento económico y los niveles de la
salud y del bienestar humanos, han hecho que esta
tecnología química se impusiera rápidamente en el mundo
entero. Ahora bien: como su uso imprudente puede
acarrear problemas, es frecuente que en los países
adelantados se reglamente y vigile su empleo. Por
desgracia, en muchos países en desarrollo se carece de
la experiencia y de los conocimientos especializados
necesarios para resolver este tipo de problemas.
Las cantidades de plaguicidas que no llegan al
organismo a que se destinan con motivo de preocupación,
dado el impacto que esto puede tener sobre el ser
humano y su medio ambiente. Así se explica que las
reglamentaciones sobre plaguicidas exijan, en relación
con cada uno de ellos, que se presenten datos acerca
de su posible destino final en el medio ambiente y acerca
de su efecto tóxico sobre diversas especies útiles. La
presencia de residuos de plaguicidas en los vegetales
cultivados o en qtros alimentos plantea problemas
especiales y reviste importancia no solo atendiendo a
consideraciones humanitarias sino también desde el
punto de vista del comercio internacional. Con el término
"residuos" se denota, no solo el plaguicida original, sino
también los compuestos que a partir del mismo puedan
originarse por procesos metabólicos, químicos, etc. El
problema de los residuos ha sido objeto de copiosas
reglamentaciones en los países desarrollados, en los que
se han especificado los valores máximos aceptables del
contenido de residuos en los alimentos. Otros países
suelen atenerse a las directrices elaboradas por la FAO
y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La Organización Mundial de la Salud ha propuesto el
concepto de la absorción diaria admisible de residuos de
plaguicidas en los alimentos y lo ha definido refiriéndose
a la cantidad de un plaguicida que, durante toda una vida,
no parece ocasionar riesgo apreciable, a juzgar por todos
los hechos conocidos hasta el momento (Serie de
Informes Técnicos de la OMS, núm. 391, Organización
Mundial de la Salud, Ginebra (Suiza), 1968).
De múltiples maneras, los plaguicidas pueden
incorporarse a la dieta del ser humano, pero no es éste
* Jefe de la Sección de Residuos y Productos Agroquímicos
de la División Mixta FAO/OIEA.
el único que corre peligro, pues también el medio
ambiente es causa de considerable preocupación. Hay
que tener en cuenta recursos naturales como el suelo
vegetal y el agua. Y hay que proteger a las especies
útiles de los perniciosos efectos de los residuos de
plaguicidas.
Importa, pues, detectar la presencia de los
plaguicidas y determinar en qué cantidades aparecen en
los alimentos, los cultivos vegetales, el agua, las tierras
labrantías, el aire, los animales todos y otros
componentes del medio ambiente. Para esta labor de
detección y de análisis cuantitativo de los residuos
se dispone de toda una gama de técnicas analíticas. A
pesar de ello, puede haber dificultades de análisis, como
es fácil advertir si se piensa que, en octubre de 1977,
la Environmental Protection Agency de los Estados
Unidos tenía en sus listas 1850 sustancias y más de
40 000 productos plaguicidas. En 1975 se produjeron
en los Estados Unidos unas 727 000 toneladas de
plaguicidas.
Están en uso procedimientos analíticos capaces de
detectar concentraciones bajas (0,1 a 0,01 partes por
millón, o aún menos). Los métodos han de ser selectivos;
y con frecuencia el analista trabaja a presión, pugnando
por mejorar aún más la sensibilidad y selectividad de sus
técnicas a fin de adaptarse a la creciente preocupación
que inspiran los efectos a largo plazo de las dosis
pequeñas.
A menudo, para registrar un plaguicida se exigen
estudios de su metabolismo en las plantas, aves, pesca
y mamíferos, así como en el medio ambiente. Es
habitual que para realizar estos estudios, el fabricante
sintetice moléculas marcadas con isótopos (14C,
3H, u
otro átomo radiactivo). La incorporación de este tipo
de marcadores se ha convertido en técnica admitida
cuando se investiga el destino último de moléculas
complejas en tejidos biológicos, en el suelo vegetal o en
otras matrices complejas. Con el empleo de moléculas
marcadas se obtienen respuestas inequívocas cuando se
trata de análisis cuantitativos o cualitativos.
Para garantizar la seguridad del consumidor, es
necesario que el fabricante elabore esos datos sobre