6 echos que hallan pasado en la guerra del pacifico peru con chile
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La guerra del Pacífico fue un conflicto armado acontecido entre 1879 y 1884 que enfrentó a Chile contra los aliados Perú y Bolivia. La guerra se desarrolló en el océano Pacífico, en el desierto de Atacama y en las serranías y valles peruanos.
En febrero de 1878, Bolivia estableció un nuevo impuesto a la empresa chilena Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta (CSFA), en violación del tratado de límites de 1874 que prohibía nuevos impuestos o el aumento de estos. Chile protestó y solicitó someter el pleito a un arbitraje, pero el Gobierno boliviano, presidido por Hilarión Daza, consideraba el asunto como interno y sujeto a la jurisdicción de las cortes bolivianas. Chile insistió y le advirtió que no se consideraría ligado al tratado limítrofe de 1874 si Bolivia no suspendía el impuesto. Por el contrario, Daza rescindió la licencia a la compañía chilena, embargó sus bienes y los puso a remate. El día del remate, el 14 de febrero de 1879, las fuerzas militares chilenas ocuparon la población boliviana de Antofagasta sin resistencia, una ciudad mayoritariamente habitada por chilenos, y avanzaron en pocos días hasta el paralelo 23°S. La zona entre el río Loa y el paralelo 23°S permaneció bajo soberanía boliviana.
Explicación:
Respuesta:
La Guerra del Pacífico1 terminó en 1883 con la victoria de las fuerzas chilenas. El conflicto tuvo como principal consecuencia la anexión a perpetuidad de Tarapacá y Antofagasta por parte de Chile, que incluyó Tacna hasta 1929. Bolivia perdió su litoral y Perú debió soportar una ocupación militar por tres años. A partir de entonces las percepciones entre chilenos y peruanos se verían condicionadas, no solo por el conflicto bélico, sino por la situación creada por el intento de chilenización de Tacna y Arica, consolidándose la desconfianza y resquemor como elementos centrales de la relación; situación que permanece hasta hoy.
En Perú hay mucha desconfianza ante Chile y desde Chile hay desconfianza hacia Perú. En junio de 2010 aparecieron los resultados de una encuesta realizada en conjunto por el Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú (IOP) y el Instituto de Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales e Historia de la Universidad Diego Portales (ICSO), que analizó las visiones que chilenos y peruanos tienen de sí mismos y del país vecino (Instituto de Opinión Pública, Pontificia Universidad Católica del Perú, Instituto de Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales e Historia de la Universidad Diego Portales, 2010).
La encuesta mostró, en primer lugar, que los chilenos tenían una alta confianza en su propio país. Un 42,3% de los encuestados sostuvo que Chile era un país importante en la región. Para los peruanos, Chile también es visto como uno de los países más importantes de la zona, solo superado por Brasil. Lo cual demuestra, para el investigador peruano Farid Kahhat, que Chile es un país de gran importancia para Perú. El académico del IOP argumentó, en el informe final, que la rivalidad histórica, el propio diferendo limítrofe, el mayor gasto en defensa de Chile y la asimetría en la interdependencia económica, favorable a nuestro país, es percibido por un sector de la sociedad peruana como un riego de seguridad.
Sin embargo, al mismo tiempo la encuesta consultó al público respecto a qué pensaba sobre al país vecino en el sentido de si acataría o no el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre la demanda marítima del Perú. Mientras en Chile un 48,1% de los consultados sostuvo que Perú acatará el dictamen de La Haya, un 60,7% de los peruanos sostuvo lo contrario. Según Claudio Fuentes, investigador del ICSO, esto refleja la permanente desconfianza que condiciona la relación bilateral. Aun más, el mismo estudio reveló que una relativa minoría en Chile (36%) y una gran mayoría en Perú (60,4%) perciben que las autoridades del otro país no acatarán el fallo internacional. Finalmente, un 8% de los chilenos y un 20% de los peruanos creen posible un conflicto armado.
Está claro entonces que entre Chile y Perú hay desconfianzas y una rivalidad histórica incuestionable. El académico e intelectual peruano José Miguel Flórez habla en un artículo de la existencia de un "problema chileno", en que la dinámica de la relación iría más allá del rol de los Estados, "pues elementos como la ‘identidad cultural’ o la ‘oportunidad política’ jugarían un papel más claro en la dinámica del problema" (Florez, 2007, p. 41). En consecuencia, Chile y Perú han vivido bajo una lógica de rivalidades, desconfianzas, resquemores, resentimientos y desconocimiento mutuo, que ha terminado por condicionar la relación bilateral, haciéndola un juego de suma-cero, en donde el éxito del uno es el fracaso del otro y la debilidad propia ha mutado en fortaleza ajena.
Lo que proponemos en este trabajo es buscar cómo el legado de la Guerra del Pacífico ha favorecido a la construcción de la identidad nacional, al choque de imaginarios y percepciones, condicionando la relación bilateral entre los dos países. Chile y Perú nacieron a la vida independiente sin ser naciones en el sentido moderno de la idea de nación y de Estado-nación proveniente del siglo XIX, ya que como algunos autores sostienen, Perú se construiría sobre las bases de una civilización (el Imperio Inca) compuesta por un Estado centralizado, burocratizado y altamente organizado. Las elites que conquistaron la independencia se abocaron a la tarea de construir Estados que llevaran a cabo la edificación de sociedades con un sentido en común, con intereses en común, con historias, visiones y lazos comunes que permitieran conseguir lo que Benedict Anderson llamó la "comunidad imaginada", es decir, la nación (1993).
Dentro de la autoafirmación de ese nosotros está, por cierto, la diferenciación frente a un otro. Nuestra hipótesis es que, en el caso de la construcción de la nación chilena y peruana, el factor del otro ha sido importante, y ha determinado desde el fin de la guerra no solo el modo en que la nación o la nacionalidad ha sido construida, sino que ha llegado a condicionar la vida cotidiana entre ambas naciones.