5 poemas de cada uno.
Son de Guatemala.
Es para mañana, es urgente.
Gracias de antemano.
Son 5 de cada uno de los que están ahí.
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2
Raul Aguirre
1
la sombra
un sol distinto para cada uno
una sombra idéntica
todos teníamos razón
cartas que dar y recibir
la mesa no era grande
la casa era de todos.
4
Para vivir,
yo busqué un sitio oscuro.
Para vivir.
Para vivir,
practiqué el mimetismo.
Para vivir.
Me compuse mil caras,
mil caras inocentes,
mil caras complacientes.
Para vivir.
Mil caras diferentes,
mi amor, mi buen amor,
mi amor que sólo tienes
la cara del amor.
Yo cavaba la tierra,
callaba, me escondía,
borré todas mis huellas,
me deshice de todo,
mi amor, para vivir.
Para vivir,
yo busqué un sitio puro.
Para vivir.
Para vivir,
sólo había este abismo,
mi amor, para vivir.
5
Antes de que ocurriera
todo era más simple.
Antes de que ocurriera
vivir era más fácil,
el sol era más limpio.
Antes de que ocurriera
el caracol subía la pared.
Cuánto dolor en la pared.
Cuánto dolor en todas partes.
Antes de que ocurriera
yo no sabía nada.
Raul Gonzales
1
De pronto entró la Libertad.
Estábamos todos dormidos,
algunos bajo los árboles,
otros sobre los ríos,
algunos más entre el cemento,
otros más bajo la tierra.
De pronto entró la Libertad
con una antorcha en la mano.
Estábamos todos despiertos,
algunos con picos y palas,
otros con una pantalla verde,
algunos más entre libros,
otros más arrastrándose, solos.
De pronto entró la Libertad
con una espada en la mano.
Estábamos todos dormidos,
estábamos todos despiertos
y andaban el amor y el odio
más allá de las calaveras.
De pronto entró la Libertad,
no traía nada en la mano.
La Libertad cerró el puño.
¡Ay! Entonces...
2
A pesar de la sala sucia y oscura
de gentes y de lámparas luminosas,
si quiere ver la vida color de rosa
eche veinte centavos en la ranura.
¡Y no ponga los ojos en esa hermosa
que frunce de promesas la boca impura!
Eche veinte centavos en la ranura
si quiere ver la vida color de rosa.
El dolor mata amigo, la vida es dura
y ya que usted no tiene ni hogar ni esposa,
si quiere ver la vida color de rosa
eche veinte centavos en la ranura.
3
Con narices de trapo
coloradas de frío
y el corazón de estopa
saliéndoles del pecho
condujeron al títere
que en la carpa velaron
envuelto en blanca ropa
a su último lecho
del fondo del baldío
los títeres hermanos.
Detrás con su sombrero
de ceremonia oscuro,
la cara de cabrero
y la espalda encorvada
de inviernos y de apuros,
iba el Titiritero.
Allí quedó el fantoche
al fondo del baldío
entre salvajes rosas
y juguetes perdidos.
Lloverá por la noche
y al alba habrá un charquito
de agua junto a él,
bordeando la fosa.
Vendrá un niño y pondrá
su barco de papel.
Rosas: ¡Lloren por él!
4
El cascabel es una flor con música,
No hay nada más triste que una máscara suelta
y ahora, cuando el carnaval es triste,
pero esa lleva un gorro de cascabeles, eh,
y el cascabel es una flor con música.
(En los remotos comienzos del hombre
sin duda un niño intentó la metáfora,
la imagen, el cimiento sutil de los poemas.)
En el fondo del martes se dibuja
la fugaz mascarita solitaria.
Pero hay algo más triste y es cuando se va el circo
que en los anchos terrenos hizo vibrar su carpa.
Porque el circo, ése sí que es una flor con música
derramada y sonora. Clara como un domingo.
Una vez yo me fui detrás de un circo pobre.
Detrás de un sueño; de un sueño con música.
5
Eran dos hermanas,
eran dos hermanas tristes
y pálidas
Venía una de ellas
de tierras lejanas
trayendo en sus hombros un fardo
de nostalgias,
siempre pensativa,
callada,
con los ojos vueltos hacia el infinito,
los ojos azules de pupilas vagas
por los que en momentos hasta parecía
salírsele el alma. . .
La otra
hermana,
de labios marchitos,
de sonrisa amarga,
siempre muda,
siempre inmóvil, esperaba
yo no sé qué cosas de pasados tiempos,
memorias ausentes o dichas lejanas. . .
No se que tenía
su sonrisa. . . Hablaba
de aquellos abismos de dolor inmenso
en que se han hundido unas cuantas almas.
Y cuando lloraba llanto silencioso
la primera hermana,
ella sonreía, ella sonreía
y callaba. . .
De aquellas sonrisas
y de aquellas lágrimas
yo nunca he podido saber cuáles eran
más amargas. . .
Eran dos hermanas,
eran dos hermanas tristes
y pálidas. . .
1
Ese pájaro lleva el sol en su corazón.
Cuando comience a cantar
habrá mucho silencio aún entre su
música
será posible comprenderla
pero después muy lentamente
la música crecerá
y en el ardiente mediodía
en el mediodía ardiente y furioso
el pájaro y quien le seguía habrán
desaparecido.
2
Los prisioneros se detestan
pero a pesar de su rencor
se tratan con educación.
Los prisioneros se detestan
pero no obstante, por dignidad
jamás conversan con el guardián.
Los prisioneros se detestan
pero de noche mantienen diálogos
fingiendo que hablan solos.
3
Todos teníamos adentro
el solla sombra
un sol distinto para cada uno
una sombra idéntica
todos teníamos razón
cartas que dar y recibir
la mesa no era grande
la casa era de todos.
4
Para vivir,
yo busqué un sitio oscuro.
Para vivir.
Para vivir,
practiqué el mimetismo.
Para vivir.
Me compuse mil caras,
mil caras inocentes,
mil caras complacientes.
Para vivir.
Mil caras diferentes,
mi amor, mi buen amor,
mi amor que sólo tienes
la cara del amor.
Yo cavaba la tierra,
callaba, me escondía,
borré todas mis huellas,
me deshice de todo,
mi amor, para vivir.
Para vivir,
yo busqué un sitio puro.
Para vivir.
Para vivir,
sólo había este abismo,
mi amor, para vivir.
5
Antes de que ocurriera
todo era más simple.
Antes de que ocurriera
vivir era más fácil,
el sol era más limpio.
Antes de que ocurriera
el caracol subía la pared.
Cuánto dolor en la pared.
Cuánto dolor en todas partes.
Antes de que ocurriera
yo no sabía nada.
Raul Gonzales
1
De pronto entró la Libertad.
Estábamos todos dormidos,
algunos bajo los árboles,
otros sobre los ríos,
algunos más entre el cemento,
otros más bajo la tierra.
De pronto entró la Libertad
con una antorcha en la mano.
Estábamos todos despiertos,
algunos con picos y palas,
otros con una pantalla verde,
algunos más entre libros,
otros más arrastrándose, solos.
De pronto entró la Libertad
con una espada en la mano.
Estábamos todos dormidos,
estábamos todos despiertos
y andaban el amor y el odio
más allá de las calaveras.
De pronto entró la Libertad,
no traía nada en la mano.
La Libertad cerró el puño.
¡Ay! Entonces...
2
A pesar de la sala sucia y oscura
de gentes y de lámparas luminosas,
si quiere ver la vida color de rosa
eche veinte centavos en la ranura.
¡Y no ponga los ojos en esa hermosa
que frunce de promesas la boca impura!
Eche veinte centavos en la ranura
si quiere ver la vida color de rosa.
El dolor mata amigo, la vida es dura
y ya que usted no tiene ni hogar ni esposa,
si quiere ver la vida color de rosa
eche veinte centavos en la ranura.
3
Con narices de trapo
coloradas de frío
y el corazón de estopa
saliéndoles del pecho
condujeron al títere
que en la carpa velaron
envuelto en blanca ropa
a su último lecho
del fondo del baldío
los títeres hermanos.
Detrás con su sombrero
de ceremonia oscuro,
la cara de cabrero
y la espalda encorvada
de inviernos y de apuros,
iba el Titiritero.
Allí quedó el fantoche
al fondo del baldío
entre salvajes rosas
y juguetes perdidos.
Lloverá por la noche
y al alba habrá un charquito
de agua junto a él,
bordeando la fosa.
Vendrá un niño y pondrá
su barco de papel.
Rosas: ¡Lloren por él!
4
El cascabel es una flor con música,
No hay nada más triste que una máscara suelta
y ahora, cuando el carnaval es triste,
pero esa lleva un gorro de cascabeles, eh,
y el cascabel es una flor con música.
(En los remotos comienzos del hombre
sin duda un niño intentó la metáfora,
la imagen, el cimiento sutil de los poemas.)
En el fondo del martes se dibuja
la fugaz mascarita solitaria.
Pero hay algo más triste y es cuando se va el circo
que en los anchos terrenos hizo vibrar su carpa.
Porque el circo, ése sí que es una flor con música
derramada y sonora. Clara como un domingo.
Una vez yo me fui detrás de un circo pobre.
Detrás de un sueño; de un sueño con música.
5
Eran dos hermanas,
eran dos hermanas tristes
y pálidas
Venía una de ellas
de tierras lejanas
trayendo en sus hombros un fardo
de nostalgias,
siempre pensativa,
callada,
con los ojos vueltos hacia el infinito,
los ojos azules de pupilas vagas
por los que en momentos hasta parecía
salírsele el alma. . .
La otra
hermana,
de labios marchitos,
de sonrisa amarga,
siempre muda,
siempre inmóvil, esperaba
yo no sé qué cosas de pasados tiempos,
memorias ausentes o dichas lejanas. . .
No se que tenía
su sonrisa. . . Hablaba
de aquellos abismos de dolor inmenso
en que se han hundido unas cuantas almas.
Y cuando lloraba llanto silencioso
la primera hermana,
ella sonreía, ella sonreía
y callaba. . .
De aquellas sonrisas
y de aquellas lágrimas
yo nunca he podido saber cuáles eran
más amargas. . .
Eran dos hermanas,
eran dos hermanas tristes
y pálidas. . .
Gianina19040:
Sise pero como era muy largo lo voy a escribir por separado xd
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