5 narraciones de cualquier subgenero
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1.FÁBULA EL HOMBRE BUENO Y EL FALSO
Viajaban juntos dos hombres, uno era bueno y el otro falso.
Cuando llegaron al país de las monas, el rey de estos animales los mandó detener y traer a su presencia:
—¿Qué se dice de mi en otros países? —les preguntó.
El hombre falso contesto, deshaciéndose en elogios, diciendo que era un excelente monarca, por lo que el rey mono mandó que fuera premiado.
Luego, el soberano preguntó al hombre bueno:
—¿Quién soy yo y qué te parecen los que me rodean?
Considerando el hombre bueno que el falso había obtenido mercedes diciendo mentiras, creyó que seria mejor premia¬do si decía la verdad y contesto sencillamente:
—No son ni más ni menos que simples monas.
Indignado el rey, mandó encerrar al hombre bueno.
MORALEJA
Quien ama la lisonja, no aprecia la verdad.
2.FÁBULA EL COJO Y EL CIEGO
Un cojo y un ciego llegaron, cierta vez, a la orilla de un río que tenían que vadear. Ante esta dificultad —dijo el cojo al ciego:
—Aquí hay un vado bastante bueno, pero, a decir verdad, mi única pierna no me permite cruzarlo.
—Yo lo pasaría si pudiese ver—apuntó el ciego—; pero, como me falta la vista, temo resbalar. ¿Qué hacemos?
—¡Magnífica idea me ha venido! —exclamo el cojo, reaccionando—. Mira: tus piernas serán mi sostén y mi vista nuestra guía. Ayudándonos así, pasaremos él río.
Dicho y hecho, el cojo se acomodo sobre los hombros del ciego y ambos alcanzaron, felices y seguros, la ribera opues- ta, llegando a la ciudad sin novedad.
MORALEJA
Una mano lava la otra y ambas la cara.
3.FÁBULA EL BURRO Y LA SAL-
Hubo, cierta vez, un arriero que transportaba sacos de sal en varios asnos, desde las salinas al pueblo.
Y bien, al volver de las salinas, uno de los asnos, al sentir sobre sus lomos que la carga era pesada, empezó a caminar cabizbajo, tan lentamente como pudo, demostrando así su disconformidad con el trabajo.
Sucedió que, al vadear el río, el asno tropezó con una piedra y cayó al agua, quedando sumergida gran parte de los sacos de sal que transportaba.
Cuando se levanto, al cabo de un rato, sintió el borrico que la carga se le había aligerado y se puso loco de contento.
Cuando vadeó un segundo riachuelo, el jumento fingió otro tropiezo y se dejó caer en el agua. Al levantarse, notó que su carga se había aligerado aún más.
Pero el dueño se dio cuenta de la astucia del asno y, viendo que había perdido tanta sal, pensó en corregir la maña del animal.
Siguiendo su plan, llenó los sacos con esponjas, ante el gran contento del asno, pues éste aprecio que su carga era ahora más ligera que antes.
—Al pasar el río disminuiré más mi carga —pensó el asno— . Me caeré nuevamente y haré luego el viaje más aliviado aún.
En efecto, el burro repitió la treta al vadear el río; pero, al salir del agua percibió, con sorpresa, que esta vez su carga pesaba en extremo.
—¡En el próximo riachuelo la reduciré! —se dijo.
Pero al repetir su ardid, el peso de la carga aumento aún más.
—¿Qué habrá pasado? —se repetía el asno, sorprendido en extremo—. Bueno, ya no debo tirarme al agua si no quiero que se rompa mi espinazo.
Desde entonces, el arriero no volvió a sufrir percance alguno en el transporte de Ia sal.
MORALEJA
A uno le sirve de provecho lo que a otro deja maltrecho.
4.EL VIENTO Y LA LEÑA
La leña, por efecto del fuego, se convirtió en una ardiente brasa y llamó en su auxilio al viento para no perecer.
—Amigo mío, por favor, haz algo… El calor me está matando y si esto sigue así, pronto me convertiré en ceniza…
El viento, apiadado de la leña, dijo al momento:
—¡Allá voy, amiga leña! Soplaré para apagarte, no temas.
Sopló y sopló y lo único que consiguió fue que la llama se hiciera mas viva.
—¡Tienes que soplar más fuerte o no duraré un momento más! —gemía ella.
Tanto resopló el viento para socorrerla, que pronto no era sino un poco de ceniza en el suelo.
Y el viento se alejó pensando que ha hecho al paciente más daño que el propio mal.
MORALEJA
Todo le pasa al revés, al que desdichado es.
5.LAS BUENAS COMPAÑÍAS
Dos muchachos que jugaban alegremente en el campo se detuvieron de pronto junto a unas zarzas y empezaron a discutir:
—¡Oh, mira que rosa mas bella!
—¿Serás ciego? No es una rosa, sino un cardo—repuso el otro.
—Pero tiene olor de rosa —insistía el primero.
—Es porque durante un tiempo estuvo con ella.
—¿Sabes que estás en lo cierto? ¡Mira, he tomado un cardo por un rosal!…
Su compañero razonó entonces:
—Disculpo tu error porque, en suma, hasta el cardo se perfuma con la buena compañía.
MORALEJA
Quien anda con buenos,
parece uno de ellos.
Explicación:
espero que te ayude gracias