Arte, pregunta formulada por Belenbeltran000, hace 20 horas

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Respuestas a la pregunta

Contestado por Majob205
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Respuesta:

Había una vez un renombrado maestro, uno que perseguía la fama y coleccionaba discípulos. Cuando alcanzó a tener cientos de seguidores, los reunió bajo una gran carpa y con voz impositiva dijo: –Amados míos, escuchen la voz del sabio. Se hizo el silencio, no se escuchaban ni las respiraciones de los presentes. —Jamás se relacionen con la mujer del otro, no beban alcohol ni consuman carne. Entonces uno de los presentes se atrevió a hablar: —Pero ¿No estaba usted abrazando a la esposa de Jai ayer?  

—Sí, era yo—respondió el maestro. Entonces, otro seguidor le preguntó: —¿No le vi anoche beber en la taberna hasta desfallecer: —Sí, ese era yo—respondió el maestro sin vergüenza alguna. Un tercer seguidor decidió interrogar también al sabio:

—Y a la hora de la cena te vi comiendo carne del mercado. —Sí, era yo—afirmó el sabio. En ese instante, todos los seguidores se levantaron de sus sillas y empezaron a protestar. —Entonces, ¿Por qué nos pides que hagamos cosas que no haces tú? El falso maestro respondió entonces: —Yo solo me dedico a enseñar, no a practicar. Moraleja: Debes de ser cuidadoso a la hora de escoger un maestro, solo los verdaderos enseñan y ponen en práctica las enseñanzas que ofrecen a sus alumnos.

2.Había una vez un gran rey que amaba mucho a los animales, por eso, un día recibió como regalo dos hermosas crías de halcón. El rey, siempre cuidadoso, entregó las aves al maestro cetrero para que las alimentara, cuidara y entrenara. El tiempo pasó y algunos meses después los halcones crecieron. El maestro cetrero pidió una audiencia con el rey cetrero para explicarle que uno de los halcones volanta con normalidad, pero que el otro había permanecido en la misma rama que usaba para vivir, nunca había levantado vuelo. El rey muy preocupado hizo llamar a diferentes expertos, pero ninguno pudo ayudar.

Ya desesperado, ofreció una recompensa a quien hiciera que el ave pudiera volar. Al día siguiente, el halcón volaba con libertad por los aires. El rey ordenó que le trajeran al responsable de tal hazaña. Se trataba de un joven campesino. El rey, antes de entregarle la recompensa, le preguntó cómo había hecho volar al halcón a lo que el joven le respondió: —Solo partí la rama, el halcón no tuvo otra opción que volar. Moraleja: Tenemos que alejarnos de nuestra zona de confort para descubrir de qué somos capaces en realidad.

Explicación:

apenas tengo esas dos para ti

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