Castellano, pregunta formulada por nancydurantorrado, hace 2 meses

5.- Encuentra y corrige los errores de ortografía en el siguiente texto:

El camello sin cuerda

una carabana que iba por el decierto se detubo cuando empesaba a caer la noche. Un muchacho, encargado de hatar a los camellos, se dirijió al gía y le dijo: -Señor, tenemos un problema. Hay que hatar a beinte camellos y sólo tengo diesinueve cuerdas. ¿Qué hago?-Bueno -dijo el gía-, en realidaz los camellos no son muy lúsidos. Ve donde está el camello sin cuerda y has como que lo hatas. Él se va a creer que lo estás hatando y se va a quedar quieto. El muchacho así lo hiso. A la mañana siguiente, cuando la carabana se puso en marcha, todos los camellosabanzaronenfila. Todosmenosuno. -Señor, hay un camello que no sigue a la carabana.-¿Es el que no hataste ayer porque no tenías soga?- Sí ¿cómo lo save?- No importa. Ve y as como que lo dezatas, si no va a creer que sigue hatado. Y si lo sigue crellendo no caminará. Este cuento ilustra de que forma los límites, no los impone la realidad, sino nuestra propia mente.
cuento popular árabe​

Respuestas a la pregunta

Contestado por mafelolo54
5

Respuesta:

ok

Explicación:

una caravana que iba por el desierto se detuvo cuando empezaba a caer la noche. Un muchacho, encargado de atar a los camellos, se dirigió al guía y le dijo: -Señor, tenemos un problema. Hay que atar a veinte camellos y sólo tengo diecinueve cuerdas. ¿Qué hago?-Bueno -dijo el guía-, en realidad los camellos no son muy lúcidos. Ve donde está el camello sin cuerda y has como que lo atas. Él se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto. El muchacho así lo hiso. A la mañana siguiente, cuando la caravana se puso en marcha, todos los camellos avanzaron en fila. Todos menos uno. -Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.-¿Es el que no ataste ayer porque no tenías soga?- Sí ¿Cómo lo sabe?- No importa. Ve y as como que lo desatas, si no va a creer que sigue atado. Y si lo sigue creyendo no caminará. Este cuento ilustra de que forma los límites, no los impone la realidad, sino nuestra propia mente.

cuento popular árabe​

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