5 ejemplos donde no aplicamos la confianza
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1. Confianza en los demás
La confianza en los demás es un fenómeno del que se suele hablar mucho en las relaciones interpersonales, especialmente aquellas de pareja. En nuestro artículo “Las 7 claves para tener una relación de pareja saludable” ya explicamos que el respeto, la fidelidad, la confianza… son esenciales para que las relaciones amorosas funcionen.
Los seres humanos somos seres sociales, y por eso necesitamos a otros para vivir mejor y para gozar de un mayor bienestar psicológico y emocional. Tener relaciones cercanas da sentido a nuestra vida, y disponer de personas de confianza nos ayuda a ser felices.
Evidentemente, no podemos confiar en todo el mundo puesto que, en ocasiones, podemos toparnos con individuos que querrán defraudarnos, timarnos o aprovecharse de nosotros, pero especialmente en aquellas personas cercanas que nos han demostrado que podemos confiar en ellos, debemos darles un voto de confianza.
La confianza no es algo que venga de serie aunque algunos expertos piensan que es innata, al menos respecto a nuestros familiares, y cuando conocemos a alguien, uno debe ganársela. La sinceridad y la credibilidad son algunas variables que incrementan o no la confianza que podemos tener en otras personas.
Ahora bien, ¿Qué ocurre cuando perdemos la confianza en alguien? ¿Es posible recuperarla? Te lo explicamos en nuestro artículo “9 consejos para recuperar la confianza de alguien”
2. Autoconfianza o autoeficacia
La autoeficacia es lo que comúnmente se conoce como autoconfianza, un concepto que introdujo el psicólogo ucraniano-canadiense Albert Bandura en el año 1986, y del que habló en su Teoría del Aprendizaje Social. Esta conocida teoría trata sobre la regulación de la motivación y la acción humana, que implica tres tipos de expectativas: las expectativas de situación-resultado, las expectativas de acción-resultado y la autoeficacia percibida. Hoy os hablaré de la autoeficacia.
Para saber más, puedes leer nuestro texto “La Teoría del Aprendizaje Social de Albert Bandura”
La autoconfianza suele confundirse con la autoestima, y pese a que están relacionadas, no son lo mismo. La autoestima es la valoración global que tiene una persona de sí misma, mientras que la autoconfianza se refiere a la valoración de uno mismo respecto a su capacidad para desempeñar una tarea y llevar a cabo un objetivo.
Es un concepto que está muy relacionado con el desarrollo personal, puesto que una autoconfianza alta permite superar los obstáculos que pueden ir surgiendo en el camino de un individuo a la hora de luchar por una meta. Cuando una persona tiene una autoeficacia elevada, está muy interesada en las tareas en las que participa porque se siente competente, ve los problemas como desafíos estimulantes, experimenta un compromiso elevado hacia sus intereses y actividades, y se recupera rápido de sus fracasos. Por suerte, la autoconfianza se puede trabajar y mejorar.
Bandura cree que en la autoconfianza de una persona intervienen cuatro aspectos importantes: logros de ejecución, que son los éxitos y los fracasos experiencias pasadas, más bien la percepción que se tiene de ellos y la frecuencia con la que aparecen. La observación o experiencia vicaria influye especialmente en aquellas situaciones en las que la persona no tiene poca experiencia al realizar una tarea. La persuasión verbal (por ejemplo, las palabras de ánimo) y el estado fisiológico del individuo, en el que se incluye no solamente las sensaciones físicas sino también los estados emocionales, influyen en cómo la persona interpreta la situación.
Si quieres saber cómo mejorar la autoconfianza, puedes seguir los pasos que encontrarás en nuestro artículo: “Autoconfianza: descubre las 7 claves para mejorarla”
3. Falsa autoconfianza
En ocasiones, algunos individuos parecen mostrar una confianza alta cuando en realidad no confían en sí mismos. Esto es lo que se conoce como falsa autoconfianza, una forma de protección contra la percepción de autoeficacia baja.
Los sujetos con falsa autoconfianza a veces puede llegar a convencerse de que confían en sí mismos aunque no sea así, e incluso pueden realizar autoverbalizaciones positivas hacia sí mismos, con frases optimistas. Es un tipo de autoengaño que no favorece para nada el desarrollo personal, y que permite a la persona evadirse del verdadero estado interno de autoconfianza que en muchos casos está detrás de la “máscara”.
Este tipo de confianza puede traer consigo consecuencias negativas para el sujeto que lo experimenta, como puedes comprobar en nuestro artículo “Falsa autoconfianza: la pesada máscara del autoengaño”
4. Confianza conducta
Explicación:
adios