5 aportes de la lengua castellana.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1)La lengua castellana o española -que tanto monta- se nutrió en sus comienzos de las hablas de los distintos pueblos que fueron invadiendo nuestro patrio solar. Inmigraciones, colonias, conquistas (iberos, celtas, fenicios, germanos, romanos, visigodos, árabes). Todos aquellos pueblos fueron dejando en nuestra Península vestigios de sus diversas formas lingüísticas. Pero de todas ellas, el latín fue la lengua que más influyó en la formación del primitivo romance castellano, que más tarde pasó a ser la lengua castellana.
2)Ya en los primeros tiempos de la romanización de España existían dos formas latinas: el latín literario, que empleaban los escritores romanos, y el latín vulgar, de uso cotidiano, hablado sin preocupación literaria por el pueblo conquistador. De ahí que, como afirma Menéndez Pidal, "en los casos en que un mismo tipo latino produjo una voz en boca del pueblo y otra en los escritos de los eruditos, la voz popular tiene una significación más concreta y material, mientras la culta la tiene más general y elevada".
3)Nuestra lengua tiene, pues, su origen propiamente en el latín, pero evolucionó creando dialectos regionales, de los cuales el que adquirió en seguida más preponderancia fue el castellano, que el rey Alfonso X el Sabio declaró lengua oficial de España en el siglo XIII.
4)A partir de entonces, nuestro idioma ha ido enriqueciéndose con la obra literaria de nuestros mejores escritores, pero también -y no echemos en saco roto- con la jugosa y constante aportación de la cultura popular, que ha ido dando nueva savia, y gracia, y colorido, y variedad de expresión a nuestra lengua.
5)"El uso -en afirmación de Julio Cejador- es la verdadera ley del lenguaje. El pueblo habla generalmente mejor que la mayor parte de nuestros literatos. Pueblo son los labriegos de Tierra de Campos, de León, Burgos, Santander, La Mancha, Aragón... El que haya vivido entre ellos no dudará que hablan un castellano más puro y castizo y riquísimo y sabrosísimo que el de todos nuestros eruditos juntos.