5.a. La novela realista y naturalista del siglo XIX. (2 puntos). PRUEBA SELECTIVIDAD MADRID CONVOCATORIA JUN 2013-2014 LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA II. En España, donde la pereza es, más que un vicio, una religión, se comprenden difícilmente esas monumentales obras de los químicos, naturalistas y médicos alemanes en las cuales solo el tiempo necesario para la ejecución de los dibujos y la consulta bibliográfica parecen deber contarse por lustros. Y, sin embargo, estos libros se han redactado en uno o dos años, pacíficamente, sin febriles apresuramientos. El secreto está en el método de trabajo, en aprovechar para la labor todo el tiempo hábil, en no entregarse al diario descanso sin haber consagrado dos o tres horas por lo menos a la tarea, en poner dique prudente a esa dispersión intelectual y a ese derroche de tiempo exigido por el trato social, en restañar, en fin, en lo posible, la cháchara ingeniosa del café o de la tertulia, despilfarradora de fuerzas nerviosas (cuando no causa disgustos), y que nos aleja, con pueriles vanidades y fútiles preocupaciones, de la tarea principal. Si nuestras ocupaciones no nos permiten consagrar al tema más que dos horas, no abandonaremos el trabajo a pretexto de que necesitaríamos cuatro o seis. Como dice juiciosamente Payot, «poco basta cada día si cada día logramos ese poco». Lo malo de ciertas distracciones, demasiado dominantes, no consiste tanto en el tiempo que nos roban, cuanto en la flojera de la tensión creadora del espíritu y en la pérdida de esa especie de tonalidad que nuestras células nerviosas adquieren cuando las hemos adaptado a determinado asunto. No pretendemos proscribir en absoluto las distracciones, pero las del investigador serán siempre ligeras y tales que no estorben en nada las nuevas asociaciones ideales. El paseo al aire libre, la contemplación de las obras artísticas o de las fotografías de escenas, de países y de monumentos, el encanto de la música y sobre todo la compañía de una persona que, penetrada de nuestra situación, evite cuidadosamente toda conversación grave y reflexiva, constituyen los mejores esparcimientos del hombre de laboratorio. Bajo este aspecto será bueno también seguir la regla de Buffon, cuyo abandono en la conversación (que chocaba a muchos admiradores de la nobleza y elevación de su estilo como escritor) lo justificaba diciendo: «Estos son mis momentos de descanso». (Santiago Ramón y Cajal, Reglas y consejos sobre la investigación científica, 1897)
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La novela realista y naturalista del siglo XIX:
La novela realista naturalista surgió en el último tercio del siglo XIX. Esta es un movimiento donde triunfan los sentidos y, en consecuencia nos legan obras artísticas que “fotografían” la realidad sin retoques subjetivos. Prácticamente la copian. Cabe destacar, que esta corriente acepta del romanticismo el cariño por lo cercano y propio, por la realidad circundante; sin embargo, rechaza que esa realidad sea afectada por el corazón.
Se trata de un realismo limitado a ciertas zonas de la problemática humana: las zonas enfermizas, averiadas, morbosas, entre otras.
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No la se disculpen quisiera ayudar paro no puedo Ni modo les ayudare la próxima
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