4.-Realizar un collage con 5 ideas principales
Desde mediados de los sesenta hasta mediados de los setenta, América
Latina fue escenario de una cadena de golpes de estado que se extendieron
por la región: Brasil 1964, República Dominicana 1965, Argentina 1966 y
1976, Panamá y Perú 1968, Bolivia 1971, Ecuador 1972, Uruguay y Chile
1973. Por fuera de esta gran ola, hubo otra serie de países que no siguieron
el itinerario de golpes de estado-transición restauradora del régimen
poliárquico, sino que construyeron regímenes alternativos basados en los
modelos autoritarios de la órbita soviética: Cuba 1959, Nicaragua 1979 y
Venezuela 1999, como se analiza más adelante, fueron adaptando estas
alternativas al clivaje dictadura-democracia dando origen a la problemática
clave del actual periodo democrático.
La inestabilidad política de la región estaba enmarcada en un contexto
internacional en el que la economía mundial se contraía, se vivía la primera
crisis del estado de bienestar posterior a la segunda guerra mundial y la
productividad global de las empresas estaba en baja.
La inversión se contrajo y se estancó la innovación tecnológica capaz de
devolver las tasas de rentabilidad.
Fue entonces que se dieron los primeros indicios de un nuevo orden
mundial, la globalización, que se puede simbolizar en el pasaje de un
modelo de producción fordista, centrado en la fabricación a repetición; a
uno toyotista enfocado en satisfacer la demanda a medida de cada cliente.
Los estados nacionales, en consecuencia, empezaban a ver limitadas sus
capacidades de regular un mercado dominado por corporaciones
transnacionales: la economía iba a una velocidad que la política no
alcanzaba y la arena de la disputa social ya no era local o nacional, sino
que, indefectiblemente, se iba convirtiendo en global.
Estas décadas estuvieron signadas por una guerra fría que empujó al
desarrollo del campo científico-tecnológico en el hemisferio norte, que fue
escenario de la expansión de los derechos laborales y previsionales y de la
consagración de nuevas prácticas sociales como el divorcio o el aborto
libre. Por su parte, los países del sudeste asiático orientaban sus
economías a la exportación de productos tecnológicos y la Comunidad
Económica Europea avanzaba en la integración regional que hoy funciona
en todo el continente.
La respuesta en Latinoamérica fue retroceder al S. XIX y buscar en los
militares una suerte de salvación nacional concretada en los numerosos
golpes de estado que dieron las FFAA en las décadas de 1960 y 1970 en
toda la región. Pero la tendencia se revirtió y a mediados de los setenta en
Europa del sur primero y unos años más tarde en América Latina, comenzó
la tercera ola de democratización a partir de los casos de Grecia y Portugal
1974, y España 1975.
La ola llegó a América Latina en República Dominicana y Ecuador 1978;
Perú 1980; Honduras 1981; Bolivia 1982; Argentina 1983; El Salvador 1984;
Guatemala, Brasil y Uruguay 1985; Paraguay y Panamá 1989; y Chile 1990.
La democracia se extendió luego por el este europeo y el sudeste asiático.
Este proceso se desarrolló en el último cuarto del S. XX e inspiró a los
politólogos a desarrollar “la teoría de la transición a la democracia” (TTD).
Estudiar las transiciones entre dos etapas largas tenía una larga tradición
en las ciencias sociales, pero vinculada a los cambios de modo de
producción. Los historiadores habían indagado en los cambios del
esclavismo al feudalismo y de éste al capitalismo; sin embargo, para este
caso hubo un desplazamiento y la transición se centró en el régimen político
y esquivó la cuestión económica. AYUDA XFAVOR
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