4. Los móviles de las diferentes revoluciones que se vivieron en América durante el siglo XIX, tienen su origen en los procesos sociales, políticos y económicos que se desarrollaron durante la colonia española. Por tanto, se puede afirmar que una de las principales razones que movilizaron las revoluciones del siglo XIX en América fue A- El incuestionable poder que tenía la iglesia católica para juzgar a los americanos B- La concentración de la propiedad de la tierra en mano de los hacendados C- La lata discriminación racial, política y económica que sufrieron los americanos D- La fuerte intervención de los países extranjeros en las colonias americanas.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Tal vez sean las historias de los procesos y las revoluciones independentistas en América Latina las que mayor tinta y papel han ocupado en la historiografía profesional del continente, desde sus orígenes a finales del siglo XVIII hasta nuestros días. Y no cabe duda que en estos últimos años, en los que se han celebrado los bicentenarios de dichas gestas a diestra y siniestra, tal historiografía ha aumentado considerablemente, dado el afán conmemorativo que puebla tanto a los estados liberales como conservadores de este gigantesco territorio. En estas revisiones se han dado cita grandes intelectos, puntuales ensayistas y literatos, pero sobre todo figuras relevantes en la justificación estatista y la edificación de mitos nacionales. Justo es decir, sin embargo, que la construcción del propio conocimiento científico-histórico ha tenido desde luego aportaciones regionales abundantes de primer orden, que han pretendido aproximaciones un tanto más acordes con las necesidades de nuestros tiempos, y también han sido capaces de replantear algunas de las muchas leyendas e invenciones frecuentadas por las versiones "oficiales".
En ese sentido asistimos hoy en día a una especie de boom del quehacer historiográfico relativo a la contribución de nuevos enfoques y reflexiones en torno de los procesos independentistas regionales en América Latina. Sin embargo las visiones de conjunto, es decir, aquellas historias que incluyen dos o más territorios en la mira, lamentablemente no han sido tan recurrentes. Cierto que abundan las historias fragmentadas: aquellas que recogen los trabajos de diversos autores sobre un solo tema o región en compendios o colecciones. Pero aquellos esfuerzos holísticos, realizados bajo una mirada individual y una sola pluma, o un solo estilo de hacer historia, lamentablemente no han sido tan abundantes. Aquellos esfuerzos que incluían las visiones enciclopedistas clásicas de la posguerra o el espíritu unitario latinoamericano de los años sesenta y setenta, no parecen ser tan recurrentes como lo fueron antaño los trabajos de Edmundo O'Gorman y Silvio Zavala, o más adelante los de Tulio Halperín-Donghi o los de Eduardo Galeano.
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