4 diferencias entre Efecto invernadero natura y Efecto invernadero acentuado
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La primera diferencia la encontramos en que, después de millones de años de evolución, la vida se ha desarrollado para sobrevivir en unos rangos de temperatura concretos, que son los naturales, y que son los establecidos por el efecto invernadero natural. Por el contrario, el efecto invernadero artificial es un elemento que, al introducirlo en el conjunto, la consecuencia que tiene es la de desequilibrar el orden establecido.
En segundo lugar también hay que tener en cuenta que ambos efectos invernaderos se diferencian por la velocidad en la que sufren modificaciones. El efecto invernadero natural no ha sido constante a lo largo de toda la vida en la Tierra. Sin embargo, sus fluctuaciones han sido por lo general equilibradas, lo que ha permitido que la vida se adaptase a la nueva situación del ecosistema. Por el contrario, el efecto invernadero artificial apenas tiene poco más de 200 años, ya que se puede fijar su inicio con la Revolución Industrial y el uso del carbón como fuente de energía. Además, en las últimas décadas, el incremento del uso de combustibles fósiles ha acelerado sus efectos, por lo que, a diferencia de lo que sucede con el efecto invernadero natural, se trata de un efecto invernadero que modifica el entorno de forma demasiado rápida para que los organismos y los ecosistemas puedan adaptarse.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que, aunque algunos gases de efecto invernadero como el CO2 son comunes tanto en el efecto natural como en el artificial, otros no lo son y, en el caso de los del efecto artificial, además de poner en peligro el equilibrio del planeta también afectan a la salud de animales y personas. Un buen ejemplo de estos gases son los óxidos nitrosos, que resultan de la combustión de la gasolina y especialmente el diésel. Estos gases son responsables de una parte de la contaminación atmosférica que se puede observar en las grandes ciudades y, además de afear el paisaje, también están relacionadas con enfermedades de tipo respiratorio y autoinmunes. De hecho, una persona no fumadora que viva en un núcleo urbano con elevadas cantidades de óxidos nitrosos en la atmósfera tendrá una salud similar a la de una persona que viva en el campo pero que se fume de media siete cigarros al día (naturalmente, esta cifra es orientativa, ya que el equivalente de cigarrillos dependerá el número de partículas contaminantes presentes en el aire, pudiendo llegar a casos en los que la salud sea similar a la de un fumador activo).