3 hechos reales de la leyenda de la planchada
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
la leyenda de La Planchada es una de las leyendas urbanas más conocidas en México .
La Planchada"", fue una devota y pulcra enfermera que murió sepultada en el temblor del '85; otra historia habla de su existencia desde la Invasión Norteamericana donde misteriosamente amanecían miles enfermos ya atendidos; una última historia, la más contada, presenta a esta enfermera como una mujer que vivió un gran desamor, lo que la llevó a convertirse en un alma en pena.
Su vida era realmente tranquila, todo su tiempo se dividía entre las labores en el hospital y las atenciones hacia su familia. Sin embargo, un día todo cambió… Llegó al hospital el Dr. Joaquín y todas las enfermeras fueron a conocerlo pero Eulalia se quedó atendiendo a un paciente y un día la convocaron para que lo ayudase con la extracción de una bala en la pierna de un paciente. Entonces Eulalia quedó prendada del Dr. Joaquín al punto de que sus manos temblaban ligeramente cuando le pasaba los instrumentos. Pasados algunos meses ella consiguió su propósito y el Dr. Joaquín aceptó ser su novio. Sin embargo, Joaquín no parecía amarla y se escuchaba que coqueteaba con otras chicas a espaldas de ella.
Tras poco más de un año de noviazgo, Eulalia se sorprendió cuando cierto día Joaquín le propuso matrimonio, a lo cual ella accedió. Sin embargo era necesario esperar para la boda, ya que antes Joaquín debía irse a un seminario de 15 días en otra ciudad. Antes de irse él le pidió que le planchara un traje y luego se despidió entre abrazos y besos. Un día un enfermero le declaró su amor y le pidió que le acompañara a una fiesta como su pareja de baile, pero ella se negó por su novio, entonces el enfermero la miró y le dijo que no entendía cómo es que nadie le había contado que Joaquín se había ido a un viaje de luna de miel con su nueva esposa. Eulalia agachó la cabeza y se fue, a la mañana siguiente comprobó que todo era cierto.
A raíz de esto Eulalia jamás volvió a ser la misma descuidando a los enfermos hasta el punto de que algunos murieron por sus negligencias. Pasaron los años y un día la enfermedad cayó sobre ella, antes de morir, se arrepintió de haber sido tan mala enfermera, falleciendo sin poder perdonarse a sí misma. Tras su muerte en el hospital comenzaron a surgir testimonios de gente atendida por una amable enfermera que no parecía pertenecer al personal del hospital. Una chica joven con la ropa impecable como la llevaba Eulalia en vida. Normalmente los testimonios eran confusos porque solía atender a los enfermos cuando dormían, se encontraban sedados o habían sido descuidados por las otras enfermeras. Al preguntarles a los pacientes quien les había atendido siempre daban la descripción de una mujer rubia con cabello corto y rostro serio, que no correspondía con el aspecto de ninguna de las enfermeras que trabajan en el hospital.