Biología, pregunta formulada por estefanyalmeida087, hace 3 meses

3 diferencias principales de la sexualidad entre la generación anterior y la actual.​

Respuestas a la pregunta

Contestado por rodrigueznatala85
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Respuesta:

La sexualidad del antes y del ahora

Explicación:

“La sexualidad, más que ningún otro aspecto de la vida humana,

sigue siendo abordada de modo irracional aún.”

El propósito de esta columna es reflexionar sobre la sexualidad del antes y el ahora, basada en el ensayo “nuestra ética sexual” de Bertrand Russell.

Hoy en día la sexualidad es un tema con más libertad, sin embargo, ¿qué diferencias existen entre el antes y el ahora? Los eruditos, influidos por la sociología y el psicoanálisis, lamentan el silencio que ha envuelto los asuntos sexuales según el filósofo.

Tomando en cuenta que este ensayo fue escrito a principios del siglo pasado, se puede observar que, actualmente, la sexualidad sigue siendo un tema tabú. La mayor parte de la sociedad piensa que la educación sexual brindada en las escuelas es la necesaria, pero si lo comparamos con las estadísticas del gobierno se puede encontrar que no es suficiente. El gobierno de México quiere erradicar el embarazo en niñas de 14 años y menos, con el objetivo de reducir al 50% la tasa de fecundidad entre adolescentes de 15 – 19 años (ENAPEA, 2018).

Se da una educación “adecuada” desde temprana edad, pero ¿por qué poner la palabra adecuada entre comillas? Si se compara la educación sexual de una escuela católica con una escuela laica, se encontrarán notables diferencias; mientras que en una católica el tema de sexualidad es considerado como una falta y en la enseñanza se reducen ciertos temas, en una laica el abordaje es más abierto y por tanto, se da mayor información.

Según Russell, a la hora de buscar una nueva ética de conducta sexual no debemos dejarnos dominar por los antiguos preceptos que dieron origen a la ética antigua, a menos que algunos de estos preceptos fomenten la felicidad humana.

Es relevante mencionar que hace poco la Iglesia Católica celebró el octavo Congreso Internacional de Curas Católicos Casados, y se elaboró un manifiesto en el que ya no se exige el celibato en ciertas vocaciones sacerdotales, sino que surge un nuevo modelo de Iglesia que pueda colaborar frente a los retos que el ser humano tiene planteados (El País, 2015). El Vaticano está aceptando que sacerdotes que viven en comunidades aisladas o en condiciones difíciles contraigan matrimonio, aunque los demás sacerdotes sigan con la regla del celibato, es un nuevo avance y es cuestión de tiempo para que sea una aceptación general. Desde este punto de vista, la religión también está abriendo puertas para entender la sexualidad.

El último punto que toca el texto de Russell, es la igualdad sexual ¿Acaso las mujeres son vistas igual que los hombres en su conducta sexual? En la mayor parte de los casos la mujer “no es bien vista” por tener una relación sexual abierta, pero si el hombre ejerce esa misma libertad, en la mayoría de los casos, se le ve como un logro. Si es la misma situación, ¿por qué no hay igualdad y el mismo respeto hacia ambos sexos?, ¿quién decide que está mal?

El filósofo inglés menciona que la igualdad de la conducta sexual tiene que ser asegurada de dos maneras: o bien, exigiendo a los hombres una monogamia igual que la exigida a las mujeres, o bien permitiendo a las mujeres, igual que a los hombres, un cierto relajo del código tradicional.

Para concluir queda seguir cuestionando las diferencias del antes y del ahora en cuanto a la comprensión de la sexualidad, su comportamiento responsable construyendo una ética sexual que contribuya a la felicidad humana.

Existía una concepción espiritual y cósmica en torno al acto sexual, así como una idea de la sexualidad ligada estrechamente a la fertilidad. Existían además, sofisticadas técnicas para el acto carnal, por lo que estos actos sexuales no eran vistos con censura o motivo de vergüenza.

En la actualidad, nuestra sociedad mantiene una conducta sexual esperada y esperable por parte de sus miembros. El sexo oficial legitimaría la relación matrimonial, monogámica entre un hombre y una mujer con el fin de procrear. Sin embargo, surge un estilo de vida “transgresor”: el poliamor.

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