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¿Cuál fue una de las principales transformaciones políticas provocada por el ciclo de las
revoluciones liberales que afectaron Europa entre 1820 y 1848?
Respuestas a la pregunta
produjeron tres grandes oleadas revolucionarias en Europa. La primera de ellas se dio entre 1820 y 1824, siendo protagonistas diversos estados en el Mediterráneo. Entre 1830 y 1834 de produjo otro ciclo revolucionario, destacando la revolución en Francia de 1830. Por fin, llegarían las revoluciones de 1847-1848, que tuvieron un mayor componente social y nacionalista que las anteriores.
Las tres oleadas revolucionarias estuvieron inspiradas en los principios de la Revolución francesa, considerada como modelo. Estas revoluciones se oponían al sistema de la Restauración y a las monarquías absolutas.
Las revoluciones de 1820
Las revoluciones de 1820 se centraron en el área mediterránea europea: España, Nápoles y Grecia. En los dos primeros países se impusieron monarquías constitucionales -Trienio Liberal español- pero fracasaron, en gran medida, por la intervención de las monarquías absolutas.
El caso de Grecia es particular. Los griegos se sublevaron contra el Imperio turco apoyados por Gran Bretaña. Se produjo una larga guerra civil de diez años y, por fin, en 1829, Grecia obtuvo la independencia. Esta guerra tuvo un amplio eco en toda Europa y concitó el apoyo de muchos románticos e intelectuales, destacando Lord Byron, que allí perdió la vida.
En estas revoluciones tuvieron mucha importancia las sociedades secretas, conectadas internacionalmente y muy activas entre los oficiales del ejército, dedicadas a conspirar y organizar revoluciones. Una de las sociedades más activas sería la de los carbonarios, sociedad secreta italiana partidaria de la unificación nacional, que luchó contra diversos gobiernos de los estados italianos. Las revoluciones de 1820 no fueron movimientos de masas, a
Coronita por favor
Las revoluciones de 1848: “la primavera de los pueblos”
Las revoluciones europeas de 1848 fueron las últimas de las tres grandes oleadas revolucionarias del siglo XIX. Compartían con las anteriores su inspiración en los principios de la Revolución francesa, pero fueron más importantes en extensión, más radicales, con mayor base social, y con fuertes componentes nacionalistas en algunos lugares.
Las revoluciones en torno a 1848 tuvieron un gran éxito inicial y simultáneo en Francia, gran parte de Italia, Suiza, los estados alemanes, el Imperio austriaco y Prusia. Nunca ninguna revolución estuvo más cerca de ser considerada una “revolución mundial”. Pero, también, su fracaso fue muy rápido en gran parte de Europa.
Las revoluciones de 1848 pueden ser calificadas de democráticas y tuvieron, como hemos señalado, un fuerte contenido social. En los años anteriores a 1848, Europa sufrió una fuerte crisis agraria e industrial, que generó hambre y descontento entre los trabajadores. En el 48, las grandes ciudades europeas como París, Berlín, Viena, Praga, Milán, Roma o Budapest se llenaron de barricadas levantadas por trabajadores urbanos pobres, que reclamaban derechos y libertades radicales: sufragio universal masculino, repúblicas democráticas y sociales, asistencia a los más necesitados y desempleados, derecho al trabajo y a la libre sindicación. Estas reivindicaciones atemorizaron a los liberales moderados que, muy pronto, abandonaron las revoluciones, y contribuyeron a la represión pactando con los sectores más conservadores de la sociedad. Por otro lado, las revoluciones de 1848 fueron más urbanas que rurales; los campesinos se mantuvieron indiferentes y hasta hostiles.