3. Contesta: ¿Cuáles fueron las principales causas de que el territorio mexicano sem
glo XIX?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Los estudios recientes sobre el proceso histórico de construcción de la identidad nacional no han insistido suficientemente en una dimensión: la de la representación social del territorio. El artículo explora esta problemática en el México del siglo XIX, procurando demostrar cómo la reducción del ámbito territorial de la patria —vale decir, del sentimiento de pertenencia al altiplano— excluyó casi enteramente al inmenso norte de las representaciones sociales mediante su estigamatización simbólica, contrastando así con el centro del país, espacio densamente poblado de geosímbolos y fuente privilegiada de la memoria histórica.
Palabras clave: representaciones sociales, identidad nacional, frontera, septentrión mexicano, territorio.
Explicación:
Entre la patria y la nación
En la historia del México independiente, el personaje que no admite controversia, por encima incluso de todos los héroes patrios, es Benito Juárez. No obstante, no puede dejar de llamar la atención el contenido del Tratado McLane-Ocampo de 1859, que cedía una serie de prerrogativas comerciales y militares a Estados Unidos desde Matamoros hasta Mazatlán y a través del istmo de Tehuantepec,1 creando así fronteras interiores. La paradoja histórica del tratado consiste evidentemente en que la figura que simboliza la defensa de la integridad nacional fuera simultáneamente quien signara tal documento. Las justificaciones exculpatorias y, por lo tanto, no académicas, insisten en la coyuntura político-militar, o sea, la imprescindible derrota de los conservadores, que condujo a los liberales a acordar concesiones a Estados Unidos a cambio del reconocimiento oficial del gobierno de Juárez como único gobierno legítimo de la república. En versiones más broncíneas de la historia, se dibuja a un Juárez acosado por Melchor Ocampo, devenido así en intrigante y responsable del tratado que lleva su nombre y en vendepatria. En suma, se trata de un punto ciego en la historia de México del siglo XIX, tema del que es preferible hablar poco porque hace tambalear pedestales de hombres heroicos.2
Nuestro afán no es el de un revisionismo de la hagiografía juarista; tampoco el de proceder a la reconstrucción de los hechos que condujeron a la firma del tratado y menos aún reelaborar la filigrana de la historia político-diplomática. Nos situamos en un terreno totalmente diferente a la controversia entre la historia oficial y sus adversarios. El ámbito en el que ubicamos esta cuestión es el de las representaciones sociales del territorio considerado. Nos apoyamos en la siguiente definición de territorio: