2. Señalemos por qué esas personas eran marginadas en la época de Jesús.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
“La alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo, a quien
reconocemos como Hijo de Dios encarnado y redentor, deseamos que llegue a
todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades; deseamos que la
alegría de la buena noticia del Reino de Dios, de Jesucristo vencedor del pecado
y de la muerte, llegue a todos cuantos yacen al borde del camino, pidiendo
limosna y compasión (cf. Lc 10,29-37; 18, 25-43). La alegría del discípulo es
antídoto frente a un mundo atemorizado por el futuro y agobiado por la violencia
y el odio. La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino
una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la
buena noticia del amor de Dios...” (Aparecida Nº 32)