2. Redacta un texto 15 de líneas, sobre la novela de aventuras, cuyo escenario sea la naturaleza donde se desarrollan todas las acciones de tus personajes
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Te acuerdas de aquella novelas de aventuras que devorabas a los doce, trece, catorce años? Sí, hablo de autores que conoces de sobra: Salgari, Verne, Stevenson, Karl May... Siempre pensé que los libros que leemos en esa etapa de la vida marcan nuestros gustos adultos y, en gran medida, nuestra forma de ver el mundo, nuestros sueños y nuestras aspiraciones.
En mi caso, lo tengo claro, aquellas fueron las mejores novelas de aventuras que leí nunca: las que me hicieron escritor, las que me hicieron desear vivir aventuras y crear mundos. De aquellos barros, estos lodos...
Pero, ¿cuáles nos han marcado, de entre los cientos que hemos devorado? Elaborar una «lista de las mejores novelas de aventuras» es siempre arriesgado, pero esta semana me he lanzado al agua de cabeza. Aunque sé bien que corro el peligro de olvidarme de alguna fundamental, o de que se me cuele otra a la que la memoria ha magnificado, ¡que no se diga!
Esta es la lista de mis quince novelas de aventuras imprescindibles. ¿Coinciden con las tuyas?
Respuesta:
La pizarra mágica Iba una vez un niño caminando por un bosquecillo, cuando sobre un viejo arbol encontró una gran pizarra, con una caja de tizas de cuyas puntas salían brillantes chispas. El niño tomó una de las tizas y comenzó a dibujar: primero un árbol, luego un conejo, luego una flor...
Mágicamente, en cuanto terminaba cada figura, ésta cobraba vida saliendo de la pizarra, así que en un momento aquel lugar se conviertió en un estupendo bosque verde, lleno de animales que jugaban divertidos. Emocionado, el niño dibujó también a sus padres y hermanos disfrutando de un día de picnic, con sus bocadillos y chuletas, y dibujó también los papeles de plata y las latas de sardinas abandonadas en el suelo, como solían hacer. Pero cuando los desperdicios cobraron vida, sucedió algo terrible: alrededor de cada papel y cada lata, el bosque iba enfermando y volviéndose de color gris, y el color gris comenzó a extenderse rápidamente a todo: al césped, a las flores, a los animales... El niño se dió cuenta de que todo aquello lo provocaban los desperdicios, así que corrió por el bosque con el borrador en la mano para borrarlos allá donde habían caido. Tuvo suerte, y como fue rápido y no dejó ni un sólo desperdicio, el bosque y sus animales pudieron recuperarse y jugaron juntos y divertidos el resto del día.
El niño no volvió a ver nunca más aquella pizarra, pero ahora, cada vez que va al campo con su familia, se acuerda de su aventura y es el primero en recoger todos los desperdicios, y en recordar a todos que cualquier cosa que dejen abandonada supondrá un gran daño para todos los animales, la naturaleza y el mundo en general todo salio bien y hagan limpieza no boten basura fin .
Explicación:
:D