Ciencias Sociales, pregunta formulada por caemdesi13, hace 8 meses

2.- ¿Quiénes fueron los criollos y que papel jugaron en la independencia?
3.- ¿Qué es la división internacional del trabajo?
4.- ¿Qué es un caudillo y que métodos usa para liderar?

Respuestas a la pregunta

Contestado por valdezmartineslisand
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Respuesta:

¿Quiénes fueron los criollos y que papel jugaron en la independencia?

Eran descendientes de europeos, pero habían nacido en territorio americano. Junto a los peninsulares, componían la élite de la sociedad colonial. Tenían poder económico y consideración social, aunque no tanto como los peninsulares. ... Impulsaron los procesos de Independencia de las colonias americanas.

Qué es la división internacional del trabajo?

La división internacional del trabajo consiste en que los distintos países del mundo se especializan en la producción de determinados bienes y servicios con el fin de aprovechar sus ventajas comparativas.

¿Qué es un caudillo y que métodos usa para liderar?

L os caudillismos siempre han sido aborrecidos. Su aparición se vincula al ejercicio autocrático del poder, en el que proliferan el miedo y la represión. Su correlato, la figura del caudillo. Un personaje deleznable como el régimen que preside. Los caudillos suelen ser considerados seres enfermizos, con delirios de grandeza, sueños faraónicos y proyectos imperiales. Sujetos que acumulan un poder desmesurado, sin control y al margen de las instituciones. Algo parecido a un monarca absoluto. El Estado soy yo, al decir apócrifo de Luis XIV, el Rey sol francés.

Los caudillos nunca han gozado de buena prensa, sobre todo cuando su definición se homologa a dictadores sin escrúpulos. Si echamos un vistazo al siglo XIX latinoamericano, el apelativo se adjudicó a figuras como Juan Manuel de Rosas en Argentina y Facundo Quiroga, tan bien descritos por Domingo Sarmiento en Facundo, civilización o barbarie. En Paraguay, el mote recayó en José Gaspar Rodríguez, de Francia, inmortalizado por Augusto Roa Bastos en su novela Yo, el supremo. Ningún país se libra de tenerlos. En Bolivia, los focos se centran en Manuel Mariano Melgarejo, asesinado en el exilio en 1871. Su personalidad ha sido objeto de múltiples chascarrillos. Alcides Arguedas lo retrata en su obra Los caudillos bárbaros. La lista es larga. Entre tantos, un caso singular, Chile, donde el caudillo nunca ocupó la presidencia. Ahí se habla del hombre fuerte que aglutinó a las fuerzas vivas del país para construir el Estado, Diego Portales. Resulta significativo que en 1973, tras el golpe de Estado, la junta militar, encabezada por Pinochet, adjetivara la sede de la dictadura como Edificio Diego Portales, antes llamado Gabriela Mistral.

Existe, al menos, en América Latina otra perspectiva de análisis que vincula el caudillismo a las montoneras, llaneros o cimarrones, identificándolo como un movimiento social cuasi espontáneo y popular. A decir de Gastón Carvallo, uno de los grandes especialistas, el caudillismo es pues, en buena medida, la expresión más acabada del bochinche. Individualista y anárquico, invertebrado, tiene en sus genes la grave contradicción de esos sentimientos y aspiraciones que, paradójicamente, se encuadran en una organización que aún cuando laxa tiende a crear jerarquías que casi siempre caricaturizan la organización militar sin encontrar su fundamento en un cuerpo doctrinario. En Venezuela, el movimiento de los llaneros, durante la segunda república, 1813-1814, hace mérito a la definición. La figura controvertida de su caudillo, José Tomás Boves, apodado El león de los llanos, aglutinó a las clases populares y los campesinos pobres. Déspota o un caudillo popular, según las versiones, Simón Bolívar lo inmortalizó con el mote de Azote de dios. En cualquier caso, se enfrentó a la oligarquía criolla que lo detestaba. Si el caudillismo es un movimiento social, los caudillos acaban negando su esencia. Imponen su voluntad por medio de favores y privilegios, abriendo una brecha infranqueable al reprimir el movimiento. Nuevamente cito a Carvallo: El caudillo tomó su condición real de autócrata despótico, buscando con ello la estabilidad con base en métodos que muy poco o nada tenían que ver con el carácter caudillista original. Es decir, el caudillo, para perpetrarse, tuvo que enfrentar su propia base de apoyo.

Explicación:

mira a ver si te sirve


caemdesi13: gracias por la ayuda
valdezmartineslisand: ok
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