2 microocuentos xfa
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En una calurosa tarde de verano, cuatro amigas estaban sentadas en una veranda, tomándose un refrescante trago y poniéndose al día con sus vidas después de haber pasado mucho tiempo sin verse.
- Disculpen, chicas, pero tengo que irme –dijo la más hermosa de ellas, poniéndose de píe-. Tengo una cita con un chico guapo.
- ¡¿Otra cita?! –preguntaron el resto de sus amigas al unísono-. ¡¿Con quién?!
- Con uno de mis clientes.
- ¿Con el mismo de la otra vez o con uno nuevo? –preguntaron.
- No, con uno nuevo, no sé qué está pasando, pero últimamente mis clientes están tomando muy enserio mis predicciones de que, quizás, tienen al amor de su vida frente a sus ojos y me invitan a cenar –explicó la mujer, terminando de recoger sus cosas-. ¡Miren la hora! Ya me tengo que ir, se me va hacer tarde, hasta luego, ¡las quiero! ¡Muack!
Las tres amigas que quedaron en la mesa, viendo a la otra marcharse y, cuando hubo desaparecido de su vista, la más despistada de ellas preguntó:
- ¿Cómo hará para conseguir tantas citas?
- Pues, con brujería, ¿con qué más?
- ¡Ay, no bromees! –aludió la despistada, riendo.
- No bromeo, ella es una bruja.
- ¿En serio? –inquirió la despistada.
- Sí. ¿No lo sabias? Ella lleva un par de meses trabajando de clarividente: leyendo cartas, runas, las hojas de té y todas esas cosas de brujería.
- ¡No me digas! –se sorprendió la despistada.
- Sí, lo más seguro es que esté dándole pociones de amor a sus clientes para que la inviten a salir –sugirió una.
- O que les esté haciendo algún tipo de vudú –apuntó la otra-, porque ella no es tan bonita.
- Así es, algo macabro tiene que estar haciendo para conseguir tantas citas, porque con ese pelo dudo que cualquier hombre se fije en ella.
- ¿Y vieron el vestido que cargaba?
- ¡De espanto!
- A mí me parece que estaba bonita –señaló la despistada, sin dejarse envolver por la brujería de sus amigas.
2-Cuando su esposa irrumpió estruendosamente en su humilde casita, su corazón dio un brinco de emoción y corrió a abrazarla.
- ¡Sigues viva! –bramó el hombre, abalanzándose sobre ella y besándola desesperadamente-. Pero, ¿cómo?, pensé que te quemarían en la hoguera.
- Recoge tus cosas, ¡rápido! –ordenó la mujer, casi sin aliento-. Tenemos que irnos cuanto antes de este pueblo.
- ¿Por qué? ¿Qué paso? ¿Cómo hiciste para que te perdonaran?
- No me perdonaron, tenemos que irnos –sentenció la mujer, caminando de un lado a otro de la casa mientras recogía sus pertenencias más importantes; pero al ver el rostro de perplejidad de su marido, añadió:- Justo antes de que encendieran la hoguera se me ocurrió amenazarlos.
- ¿Amenazarlos?
- Sí, les dije que si me quemaban me vengaría desde el infierno y haría que una lluvia de fuego cayera sobre el pueblo para que todos murieran de la misma forma que querían matarme: consumidos por las llamas.
- ¡¿Y te creyeron?! –le preguntó el hombre, boquiabierto.
- Sí, afortunadamente, -respondió la mujer, sonriendo pícaramente-. Claro, después de eso empecé a recitar las pocas palabras que sé de latín como si fueran una maldición hasta que, asustados, me pidieron que parara y que me fuera del pueblo sin hacerles daño.
- Bueno, no sé por qué me sorprende –concluyó el hombre, aliviado-. Si creyeron eso de que eras una bruja solo porque estornudas cada vez que mencionan a Dios.
- ¡Achú! ¡No lo menciones! –chilló la mujer-. Y no te quedes ahí parado, muévete, tenemos que irnos antes de que cambien de parecer y me convierta en otra mujer inocente quemada en la hoguera.
mucha suerte,bay :3
- Disculpen, chicas, pero tengo que irme –dijo la más hermosa de ellas, poniéndose de píe-. Tengo una cita con un chico guapo.
- ¡¿Otra cita?! –preguntaron el resto de sus amigas al unísono-. ¡¿Con quién?!
- Con uno de mis clientes.
- ¿Con el mismo de la otra vez o con uno nuevo? –preguntaron.
- No, con uno nuevo, no sé qué está pasando, pero últimamente mis clientes están tomando muy enserio mis predicciones de que, quizás, tienen al amor de su vida frente a sus ojos y me invitan a cenar –explicó la mujer, terminando de recoger sus cosas-. ¡Miren la hora! Ya me tengo que ir, se me va hacer tarde, hasta luego, ¡las quiero! ¡Muack!
Las tres amigas que quedaron en la mesa, viendo a la otra marcharse y, cuando hubo desaparecido de su vista, la más despistada de ellas preguntó:
- ¿Cómo hará para conseguir tantas citas?
- Pues, con brujería, ¿con qué más?
- ¡Ay, no bromees! –aludió la despistada, riendo.
- No bromeo, ella es una bruja.
- ¿En serio? –inquirió la despistada.
- Sí. ¿No lo sabias? Ella lleva un par de meses trabajando de clarividente: leyendo cartas, runas, las hojas de té y todas esas cosas de brujería.
- ¡No me digas! –se sorprendió la despistada.
- Sí, lo más seguro es que esté dándole pociones de amor a sus clientes para que la inviten a salir –sugirió una.
- O que les esté haciendo algún tipo de vudú –apuntó la otra-, porque ella no es tan bonita.
- Así es, algo macabro tiene que estar haciendo para conseguir tantas citas, porque con ese pelo dudo que cualquier hombre se fije en ella.
- ¿Y vieron el vestido que cargaba?
- ¡De espanto!
- A mí me parece que estaba bonita –señaló la despistada, sin dejarse envolver por la brujería de sus amigas.
2-Cuando su esposa irrumpió estruendosamente en su humilde casita, su corazón dio un brinco de emoción y corrió a abrazarla.
- ¡Sigues viva! –bramó el hombre, abalanzándose sobre ella y besándola desesperadamente-. Pero, ¿cómo?, pensé que te quemarían en la hoguera.
- Recoge tus cosas, ¡rápido! –ordenó la mujer, casi sin aliento-. Tenemos que irnos cuanto antes de este pueblo.
- ¿Por qué? ¿Qué paso? ¿Cómo hiciste para que te perdonaran?
- No me perdonaron, tenemos que irnos –sentenció la mujer, caminando de un lado a otro de la casa mientras recogía sus pertenencias más importantes; pero al ver el rostro de perplejidad de su marido, añadió:- Justo antes de que encendieran la hoguera se me ocurrió amenazarlos.
- ¿Amenazarlos?
- Sí, les dije que si me quemaban me vengaría desde el infierno y haría que una lluvia de fuego cayera sobre el pueblo para que todos murieran de la misma forma que querían matarme: consumidos por las llamas.
- ¡¿Y te creyeron?! –le preguntó el hombre, boquiabierto.
- Sí, afortunadamente, -respondió la mujer, sonriendo pícaramente-. Claro, después de eso empecé a recitar las pocas palabras que sé de latín como si fueran una maldición hasta que, asustados, me pidieron que parara y que me fuera del pueblo sin hacerles daño.
- Bueno, no sé por qué me sorprende –concluyó el hombre, aliviado-. Si creyeron eso de que eras una bruja solo porque estornudas cada vez que mencionan a Dios.
- ¡Achú! ¡No lo menciones! –chilló la mujer-. Y no te quedes ahí parado, muévete, tenemos que irnos antes de que cambien de parecer y me convierta en otra mujer inocente quemada en la hoguera.
mucha suerte,bay :3
nathalydayanna9:
muchisisisissismas gracias :3
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