2. Lee el siguiente texto. Luego, responde las preguntas en tu cuaderno.
El nazismo impulsó y defendió ideas como la de la raza pura, que para ellos era la aria. Apoyados en tal ideología impulsaron el exterminio de los homosexuales, los judíos y de otras razas o comunidades que según ellos no eran "puras" y constituían una degradación a la humanidad. Hermann Goering fue uno de los más despiadados impulsores del exterminio de los judíos y no arios durante la ocupación alemana a Europa. Lo más curioso de Goering, es que, aunque pregonó la perfección aria, era un hombre que pesaba cerca de 160 kg y físicamente no lucía saludable.
a. ¿Qué opinas de la idea de una raza perfecta y pura?
b. Si tienes en cuenta que ciencias como la antropología y la geografía han establecido que no hay razas puras debido a las múltiples migraciones desde el origen de la humanidad, ¿Crees que hay personas que defienden tales ideas? ¿Por qué?
c. ¿Por qué crees que una sociedad cree y respalda ideologías como las pregonadas por Hitler y Goering?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación:
Muchas de las personas que alcanzaron la madurez - siquiera fuera por el hecho del logro de un título universitario para ejercer una profesión- en la década de los sesenta del presente siglo XX se plantearon, entonces y después, el tema de las relaciones entre la ciencia y las ideologías con los más variados enfoques y perspectivas. Como he planteado ya en otro lugar(2) no es que la reflexión sobre la ciencia y sus entornos no se hubieran planteado anteriormente, sino que en la década de los sesenta se generó, se extendió y se consolidó la sensación de que no era oro todo lo que relucía en las manos y cerebros de los componentes de la comunidad científica. El gesto - como muchos otros que quedaron más o menos impresos en las memorias de los sujetos activos y pasivos en los aconteceres de aquellos años- que las mentalidades más críticas de ese periodo se atrevieron a realizar no fue, en principio, más que eso, un gesto, pero repercutió significativamente a la hora de plantear las viejas y nuevas preguntas sobre la ciencia. Los modelos habituales hasta entonces desarrollados se pusieron en cuestión, cuando menos porque se empañó la aureola de credibilidad de la ciencia por encima de toda sospecha. A partir de entonces, los trabajos se han multiplicado y se ha ido evidenciando el papel que las ideologías dominantes o emergentes han ido jugando a lo largo de la historia en la articulación y definición del pensamiento científico. De la misma forma, los estudios contemporáneos sobre la ciencia han revelado su papel -el de la ciencia- como soporte fundamentador de las ideologías cuando no como ideología propiamente dicha. Tampoco es que la definición sea tan novedosa. Georges Politzer en su entrañable y comprometido libro sobre Los Principios fundamentales de Filosofía, ya señalaba a propósito de los factores y las formas ideológicas:
“Se llama factor ideológico [a] la ideología considerada como como una causa o una fuerza que actúa, que es capaz de acción … Las religiones, por ejemplo, son un factor ideológico que [se debe] tener en cuenta. Tiene una fuerza moral que actúa de manera importante. … Con forma ideológica se designa … un conjunto de ideas particulares que forman una ideología en un dominio especializado. La religión, la moral, son formas de idología, lo mismo que la ciencia, la filosofía, la literatura, el arte, la poesía”(3).