2. Elabore un cuestionario tipo ices con una pregunta corta y cuatro opciones utilizando la información del texto. El cuestionario debe tener 10 preguntas.
SIETE PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA CATÓLICA (CRISTIANISMO Y CAPITALISMOS)
Jesús salvó a la mujer adúltera de la lapidación, compartió la mesa con los recaudadores de impuestos y prostitutas, habló con la mujer samaritana en el pozo y curó a enfermos y pecadores. Prometió los castigos más severos a quienes fueran indiferentes a las dificultades de los pobres:
En el transcurso de las décadas los cristianos han intentado tomarse a pecho el ejemplo y las palabras de Jesús, como así también vivirlas en entornos sociales muy diferentes a los de la Palestina antigua. La doctrina social de la Iglesia es el resultado de este esfuerzo.
I. Respetar la persona humana
Los cimientos del pensamiento social católico son el adecuado entendimiento y valor de la persona humana. En palabras del Papa Juan Pablo II, los cimientos de la enseñanza social católica son "la correcta concepción de la persona humana y de su valor único, porque «el hombre... en la tierra es la sola criatura que Dios ha querido por sí misma». En él ha impreso su imagen y semejanza (cf. Gn 1, 26), confiriéndole una dignidad incomparable" (Centesimus Annus 11).
II. Promover la familia
La persona humana no es simplemente un individuo, sino que también es miembro de una comunidad. Si no reconocemos el aspecto comunitario caemos en un individualismo radical. Un entendimiento íntegro de la persona considera los aspectos sociales del individuo. La primera consideración social, en orden e importancia, es la familia, la cual es la unidad básica de la sociedad y es anterior y en cierto sentido supera a las demás sociedades en una comunidad.
III. Proteger los derechos patrimoniales
La propiedad privada también ayuda a garantizar la libertad humana. La capacidad de una persona de actuar libremente se ve sumamente obstaculizada si no se le permite ser dueño de algo. En efecto, sin posesiones de ningún tipo, una persona puede quedar reducida a un tipo de esclavitud en la que la mano de obra no se retribuye y en la que si hablara en contra del ejercicio del poder del estado quería expuesta a una enorme situación de riesgo.
IV. Trabajar para el bien común.
El Papa Juan XXIII definió el bien común como "el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección" (Pacem in Terri 55). Este bien es común porque sólo juntos como comunidad, y no simplemente como individuos aislados, es posible que disfrutemos, alcancemos y propaguemos este bien. Todas las personas están obligadas a trabajar en pos de hacer que el bien común sea una realidad cada vez más importante.
V. Observar el principio de subsidiariedad
Algunos pensadores cristianos conciben que el estado o gobierno fue establecido simplemente para reprimir tanto a los deseos malos como a las personas malas. En el pensamiento católico, el gobierno también tiene un rol más positivo que consiste en ayudar a garantizar el bien común. El Papa Juan Pablo II lo dijo del siguiente modo:
VI. Respetar el trabajo y al trabajador
Los trabajadores no son meros obreros o simples medios para la producción de capital en favor de sus dueños, sino que deben ser respetados y se les debe dar la oportunidad de crear sindicatos para asegurarse colectivamente el pago de un salario justo. En el pensamiento católico, el derecho de asociación es un derecho natural del ser humano que en consecuencia antecede a su incorporación en la sociedad política. De hecho, "el Estado no puede prohibir" la formación de sindicatos, porque tal como lo indica el Papa Juan Pablo II, "el Estado debe tutelar los derechos naturales, no destruirlos. Prohibiendo tales asociaciones, se contradiría a sí mismo" (Centesimus Annus 7). La Iglesia jugó un papel decisivo en ayudar a los trabajadores para que formaran sindicatos con el fin de combatir los excesos de la industrialización.
VII. Buscar paz y ocuparse de los pobres.
Paz significa mucho más que la ausencia de un conflicto violento. Paz es "tranquilidad del orden", tomando la frase de San Agustín. La guerra entre las naciones puede ser necesaria algunas veces, pero solamente para restaurar la paz. La Iglesia Católica, desde al menos los tiempos de San Agustín, avaló la "teoría de la guerra justa". El pacifismo rechaza rotundamente la declaración de guerra por ser moralmente mala por diversos motivos, algunos de ellos seculares (la violencia engendra violencia) y algunos otros religiosos (Jesús actuó sin violencia). El realismo, en el contexto de la ética de guerra, sostiene que la guerra no tiene ningún tipo de regla aparte de, tal vez, la ley del más fuerte.
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Respuesta:
¿a quienes salvó Jesús?
¿cuantos milagros hizo Jesús?
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