2. El avance del Islam desde la península arábiga hasta gran parte de Europa y las cruzadas cristianas hacia oriente tienen una estrecha relación. Tanto musulmanes como cristianos (europeos) buscaban el control del comercio en el mar mediterráneo y las rutas terrestres más prosperas. Es claro que musulmanes y cristianos buscan imponerse ideológicamente en todo el mundo, sin embargo, el dominio del comercio y la producción, de occidente y oriente, hacen parte de las causas tanto de la expansión del Islam como de las cruzadas cristianas. Es decir, nos encontramos con una causa económica guiada por una ideología religiosa. Estas causas han generado un alto grado de división entre oriente y occidente (sin considerar que oriente no es únicamente musulmán, ni occidente es únicamente cristiano) tanto que hoy en día dicha división continua y hay países occidentales que pretenden conquistar a otros que tienen grandes reservas de petróleo en oriente. Comercialmente, se abrieron los caminos del Oriente y, a pesar de la difícil relación entre cristianos y musulmanes, se inició un creciente intercambio lo que favoreció notablemente la industria en ambas vertientes del mundo. Si los musulmanes tienen rodeada y por tanto aíslan a Europa, ¿cuál puede ser la estrategia europea, en la “edad media”, para salir de dicho aislamiento?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La expansión musulmana o la expansión del islam comenzó en la península arábiga al suroeste de Asia. Es la denominación que suele darse a las conquistas militares o las reformas de comercio de la civilización árabe musulmana en las que caerían el Imperio sasánida, el norte de África, y la península ibérica, incluyendo partes del Imperio bizantino.1 También está incluida en esta denominación el influjo de los comerciantes en el Magreb y en África, y las misiones hechas en Filipinas.
Este período empezó desde el año 622 cuando Mahoma organizó en Medina un conjunto de soldados que pronto se volvió lo bastante fuerte para unificar toda la península arábiga.2 Tras la muerte de Mahoma en el 632, el islam tuvo una expansión sorprendentemente rápida durante alrededor de un siglo, favorecido en primera instancia por la debilidad del Imperio bizantino,2 y ocupó todo el norte de África, Irán, la parte meridional del Asia Central, el oeste del subcontinente indio, la península ibérica y el sur de Francia. Esta primera etapa concluyó con varias derrotas, como la batalla de Poitiers (732) y otras frente a los bizantinos e hindúes, y con la disolución del Califato Omeya.3
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