2 conclusiones sobre la literatura juvenil
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
antiguo y pasado de moda. Es un libro eterno que no pasa de moda”[2] . La escritora Ana María Machado también los define, y de manera más lúdica, diciendo que “podemos decir que un clásico no tiene fecha de expiración, ni pérdida de garantía”[3]. Los clásicos de la literatura juvenil son aquellos libros que han sido la predilección de este público desde su publicación o que han sido impuestos a los jóvenes por los mecanismos oficiales escolares como clásicos y que, por antonomasia, se deben leer. Por ejemplo, se puede considerar que Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe es un clásico juvenil de la literatura ganada que, además, ha sido incorporado a la lista de lectura complementaria escolar y que siempre ha tenido una gran aceptación por parte del público joven. Por otro lado, El cantar de Mio Cid es un clásico de la literatura ganada obligatoria escolar, que no es, necesariamente, una obra que encante a los jóvenes. Y Harry Potter es un ejemplo de literatura juvenil creada, que también fue ingresado a la lista de lectura complementaria obligatoria escolar pero que mucho antes era un libro de tremendo éxito entre los jóvenes y hoy día se considera un clásico. Independiente de los procesos que se hayan accionado para que una obra considerada clásica llegue a los jóvenes o viceversa, los clásicos están presentes dentro de su educación literaria desde todos los flancos y es imposible eludirlos, ya sea porque son obligatorios, porque su presencia ha sido revitalizada mediante nuevas ediciones en formatos y géneros diversos que llaman la atención de los jóvenes – versiones en cómic o novela gráfica- o porque han sido traídos a la contingencia gracias a otros soportes, como el cine – por ejemplo la versión cinematográfica animada de El Cid, la leyenda (2003) o la de El señor de los anillos (2001)-