2 anecdotas contadas sobre el padre pio
Respuestas a la pregunta
1. Partida de petanca
Estaban jugando a la petanca en el monasterio. El Padre Pío tenía su forma característica de jugar a causa de los estigmas, pero era el jugador más valorado. A veces, como una travesura infantil, hacía trampas con el pie. Una vez el Publicano vio cómo se acercaba un gato a toda velocidad en la trayectoria de la bola que el Padre Pío acababa de lanzar. En el mismo instnte en el que el animal iba a ser golpeado, la bola se detuvo en el aire y luego cayó a su lado.
2. "¿Ya estás contento?"
Una personalidad eclesiástica quería ver, por curiosidad, sus estigmas:
-No –respondió secamente el capuchino-. Está prohibido –y retiró la mano.
Poco tiempo después, un viejo carpintero le dijo con total sencillez:
-¡Ah, Padre, cómo me gustaría besar sus santas llagas!
-Si solo es eso –respondió el Padre Pío- ¡date el gusto!
Y quitándose un mitón, le ofreció a besar su mano traspasada.