2 acciones concretas que te ayuden a descubrir la vocación a la cuál Dios te ha llamado
Respuestas a la pregunta
Podemos descubrir nuestra vocación primero con la contemplación y luego con la acción.
Dios nos llama a todos a caminos particulares. De algunos pide una entrega total en el sacerdocio o la vida religiosa, mientras de otros pide una vida de familia y trabajo remunerado.
Para discernir nuestro llamado, el primer paso es orar. Dios siempre quiere ayudarnos, pero no siempre nosotros estamos en posición de recibir su gracia. Debemos recibir los sacramentos (comunión, confesión, etc.) y rezar para estar lo más abiertos posible a la voluntad de Dios, como los apóstoles antes de Pentecostés (Hechos 1-2).
El segundo paso es actuar en base a lo que sintamos Dios nos haya comunicado. Si nos sentimos llamados al sacerdocio, será bueno que hagamos un retiro en una parroquia cercana, o nos involucremos más en las actividades de nuestra comunidad. Si, por otra parte, nos sentimos más llamados al matrimonio, podemos revisar nuestras relaciones y amistades, colaborar más activamente en nuestra familia o aprender habilidades que nos permitan tener un empleo.
No debemos perder de vista que existen tantas vocaciones como personas. Nunca debemos cerrarnos a ninguna opción que Dios pueda pedir de nosotros, sino que hemos siempre de buscar cumplir su voluntad de la mejor forma posible.