10 cosas buenas que te enseñaron tus papás y que otros papás deberían enseñarles a sus hijos
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Como papás sabemos las reglas y modales básicos que debemos enseñar a nuestros hijos. “Por favor” y “gracias” son solo un ejemplo del comienzo de ser cortés, pero hay cientos de modales y maneras de actuar que debemos asegurarnos que entiendan para tener una buena relación con la familia, amigos y compañeros de trabajo.
Mostrar respeto. ¿Recuerdas cuando los hombres se ponían de pie cuando una mujer se levantaba de la mesa? Ahora la sociedad es un poco más flexible con estos modales, y podemos mostrar respeto con métodos más informales, pero ponerse de pie en un acto público o cuando los invitados están saliendo de casa siempre hará que destaque entre los demás.
Tener en cuenta el espacio físico de los demás en público. Cuando vas en la calle y ves a una manada de adolescentes que se dirige hacia ti, ¿con qué frecuencia terminas haciéndote a un lado para que todos pasen? Los niños tienen que ser conscientes de lo que hay alrededor de ellos y cómo su comportamiento afecta a otros. Esto también aplica en el espacio público. Los juegos de rol pueden ayudarte a explicarle la importancia de respetar el espacio de los demás.
Mostrar respeto por sus mayores. Es difícil que alguien que ha vivido menos de una década entienda el respeto que hay que tener a la experiencia y sabiduría de los adultos mayores. No importa si son los abuelos, sus maestros o cualquier otra persona adulta.
Saludar a los demás cuando alguien entra a casa (incluyendo a mamá y papá). ¿Mueres de pena cuando alguien llega de visita y tu hijo apenas y levanta la vista? Los niños deben saludar a los invitados que llegan a casa. Un simple “hola” es suficiente, tampoco hay que obligarlos a abrazar a las personas, sobre todo si son desconocidos.
Aprender y recordar los nombres de las personas. Es importante enseñarle a llamar a la gente por su nombre. Para ayudarlo puedes practicar con ellos. Por ejemplo, si están en una reunión puedes ayudarlo mencionando el nombre de las personas tanto como sea posible, así será más fácil que los recuerde.
No ser el centro de atención todo el tiempo. ¿Has estado en una comida de amigos con hijos y resulta que los niños se encargaron de ser el centro de atención con sus peticiones y berrinches? Si no te ha pasado, te podemos asegurar que puede ser un poco molesto. Para hacer que esto suceda con menos frecuencia puedes hablar con ellos para que sean conscientes de ello y explicarles que deben aprender a ser paciente y a darte tiempo para hablar con otras personas.
Cambiar el tema cortésmente. Saber cómo lidiar con las conversaciones raras o incómodas de la gente es una habilidad que les servirá para el resto de su vida: por un lado debe saber que una conversación es como un partido de tenis, donde debe participar y ceder la palabra. Pero también hay un tiempo para cambiar de tema. Puede ser bueno continuar con la plática e interrumpirte a ti mismo cambiando la conversación de una manera amable.
No señalar o mirar fijamente a las personas. ¿Tus padres te dijeron que cuando se señala a alguien, hay tres dedos que te apuntan a ti? Pues no está de más enseñarle lo mismo a tus hijos. Pueden aprender a respetar el espacio físico de los demás, pero tienen que ser conscientes del espacio emocional también. Diles que piensen en cómo se sentirían si alguien los mirara o los señalara directamente. Uno de los principios generales de los buenos modales es tratar como te gustaría ser tratado.
Sea considerado y amable con las personas con discapacidad. Los niños son naturalmente curiosos con absolutamente todo lo que sucede en el mundo. Ver a alguien con una discapacidad puede hacer que hagan muchas preguntas o miren para tratar de entender, lo que podría ser vergonzoso. Para que esto no pase trata de explicarle la condición de las personas según sea el caso y recurrir al tema de ponerse en los zapatos del otro.
Ser un buen invitado. Seguramente han tenido muchas, muchas conversaciones acerca de ayudar a recoger los juguetes cuando terminó de jugar, pero hay que hacer más que eso para ser un buen invitado. Debes enseñarle también a adaptarse a los horarios y hábitos de la casa de su anfitrión, pedir siempre las cosas por favor y dar las gracias.