10 cambios en la organización política de México
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
En una sociedad en la que dejaron su huella la larga historia del autoritarismo, en los periodos colonial, porfirista, nacional-revolucionario, así como los fraudes recurrentes, la democracia controlada, la posposición de las causas ciudadanas y de los problemas de la desigualdad, de la pobreza y la marginación, no puede sorprender que las interpretaciones acerca de una transición insatisfactoria tuvieran capacidad de difundirse, pese a los cambios que se iban sumando y profundizando. El éxito de esta interpretación se explica por la existencia de un conjunto de elementos problemáticos, entre los cuales:
a) los rezagos en las políticas públicas de ideas, arreglos institucionales y prácticas autoritarias y patrimonialistas-clientelares;
b) el mal funcionamiento de instituciones públicas en la realización de los derechos civiles;
c) el todavía débil arraigo de la cultura de la legalidad e institucionalidad democrática en la clase política y en la sociedad;
d) y el vivo resentimiento ante la falta de expectativas sociales atractivas.
Por lo anterior, tampoco puede sorprender que llegara a ser arduo en los últimos lustros encontrar entre la mayoría de actores y analistas políticos (como también de ciudadanos, de estudiantes) una percepción compartida y generalizable, basada en un diagnóstico serio, acerca de los aspectos básicos mensurables del proceso de transformación política en México y de lo que caracterizaba a la vida democrática del país. A ello contribuyen, ciertamente, el horizonte inmediato de la política electoral, en cuyo marco se busca cosechar lo más posible para la elección de turno, y la influencia de los medios de comunicación de masas en hacer espectáculo de la política. Ambos elementos tienden a favorecer la trivialización y degradación de la política, de sus actores e instituciones; promueven el desconocimiento, la confusión y desvalorización de los cambios logrados, alejando aún más la perspectiva o visión de Estado, necesariamente de largo plazo y por encima del cálculo inmediatista