1. Según la opinión general, ¿cuál es el primer problema que se debe abordar al hablar de la filosofía latinoamericana?
Respuestas a la pregunta
En América Latina, tal vez como en pocas partes del Mundo, la filosofía por sus circunstancias históricas tuvo como tarea fundamental reflexionar y desarrollar un concepto sobre la identidad de nuestras naciones. En esta acción, la filosofía deja de ser una tarea estrictamente especulativa sobre temas amplios y generales como la metafísica, la ontología, la ética, etc., y se convierte en un pensamiento que se nutre y reflexiona sobre la realidad concreta. En este sentido, para la tarea de construir una identidad nacional no bastan los descubrimientos históricos o antropológicos. Se trata más bien de interpretar nuestro ser a partir de las circunstancias tanto históricas, sociales y culturales; de conocer cuál es nuestro pasado para comprender nuestro presente, y de ser conscientes de cómo proyectamos nuestro futuro. El pensamiento filosófico no se contrapone al saber histórico, sociológico o antropológico, sino que se alimenta de ellos para su reflexión, aportando una interpretación más general sobre el tema de nuestra identidad. Es necesario reconocer que, nuestros países no tienen una realidad única, una identidad que se impone a todos por igual, sino que por el contrario, somos diversos y ricos, tanto en cultura como en realidades. El tratar de construir una identidad, una idea de lo que somos, debe partir de reconocer nuestras diferencias y coincidencias como una noción del pasado histórico. No se debe borrar ninguno de nuestros rostros, como el indígena, el negro o el español, ni se puede importar una imagen que no nos pertenece.Por el contrario la riqueza cultural de América Latina se debe, no sólo a dicha diversidad, sino a que se dio una mezcla, un mestizaje cultural propiamente dicho, lo que no sucedió en el norte de nuestro continente.
Entendiendo y aceptando esta rica diversidad cultural, y de manera paralela llevando a cabo una revisión histórica, apartándonos de los mitos que, o nos condenan a la barbarie o nos redimen casi hasta la santidad, podemos construir una visión de quiénes somos y cómo llegaremos a realizarnos de una manera más acertada.