Religión, pregunta formulada por Yejijennie, hace 8 meses

1. Según el mensaje del Papa Francisco, ¿Cómo se muestra la Misericordia de Dios?

Respuestas a la pregunta

Contestado por deniseloboescorcia73
3

Respuesta:

La Misericordia - Catequesis Papa Francisco JMJ

También la necesaria obra de renovación de las instituciones y de las estructuras de la

Iglesia es un medio que debe conducirnos a hacer la experiencia viva y vivificante de la

misericordia de Dios que, sola, puede garantizar a la Iglesia de ser aquella ciudad puesta

sobre un monte que no puede permanecer escondida (cfr Mt 5,14). Solamente

resplandece una Iglesia misericordiosa. Si debiéramos, aún solo por un momento,

olvidar que la misericordia es “aquello que a Dios le gusta más”, cada esfuerzo nuestro

sería en vano, porque nos convertiríamos en esclavos de nuestras instituciones y de

nuestras estructuras, por más renovadas que puedan ser, pero siempre seríamos

esclavos.

«Sentir fuerte en nosotros la alegría de haber sido reencontrados por Jesús, que como

Buen Pastor ha venido a buscarnos porque estábamos perdidos» (Homilía en las

Primeras vísperas del domingo de la Divina Misericordia, 11 abril 2015): este es el

objetivo que la Iglesia se pone en este Año Santo. Así reforzaremos en nosotros la

certeza de que la misericordia puede contribuir realmente a la edificación de un mundo

más humano. Especialmente en estos nuestros tiempos, en que el perdón es un huésped

raro en los ámbitos de la vida humana, el reclamo a la misericordia se hace más urgente,

y esto en cada lugar: en la sociedad, en las instituciones, en el trabajo y también en la

familia.

Cierto, alguno podría objetar: “Pero, Padre, la Iglesia, en este Año, ¿no debería hacer

algo más? Es justo contemplar la misericordia de Dios, pero ¡hay muchas necesidades

urgentes!”. Es verdad, hay mucho por hacer, y yo en primer lugar no me canso de

recordarlo. Pero es necesario tener en cuenta que, a la raíz del olvido de la misericordia,

está siempre el amor proprio. En el mundo, esto toma la forma de la búsqueda exclusiva

de los propios intereses, de placeres, de honores unidos al querer acumular riquezas,

mientras que en la vida de los cristianos se disfraza a menudo de hipocresía y de

mundanidad. Todas estas cosas son contrarias a la misericordia. Los lemas del amor

propio, que hacen extranjera la misericordia en el mundo, son totalmente tantos y

numerosos que frecuentemente no estamos ni siquiera en grado de reconocerlos como

límites y como pecado. He aquí por qué es necesario reconocer el ser pecadores, para

reforzar en nosotros la certeza de la misericordia divina. “Señor, yo soy un pecador,

Señor soy una pecadora, ven con tu misericordia” y esta es una oración bellísima, es

fácil eh, es una oración fácil para decirla todos los días, todos los días: “Señor yo soy un

pecador, Señor yo soy una pecadora, ven con tu misericordia”.

Queridos hermanos y hermanas, deseo que en este Año Santo, cada uno de nosotros

tenga experiencia de la misericordia de Dios, para ser testigos de “aquello que a Dios le

gusta más”. ¿Es de ingenuos creer que esto pueda cambiar el mundo? Si, humanamente

hablando es de locos, pero «porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de

los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres

Explicación:

Contestado por adrianaoriele
0

Respuesta: «Sentir fuerte en nosotros la alegría de haber sido reencontrados por Jesús, que como

Buen Pastor ha venido a buscarnos porque estábamos perdidos» (Homilía en las

Primeras vísperas del domingo de la Divina Misericordia, 11 abril 2015): este es el

objetivo que la Iglesia se pone en este Año Santo. Así reforzaremos en nosotros la

certeza de que la misericordia puede contribuir realmente a la edificación de un mundo

más humano. Especialmente en estos nuestros tiempos, en que el perdón es un huésped

raro en los ámbitos de la vida humana, el reclamo a la misericordia se hace más urgente,

y esto en cada lugar: en la sociedad, en las instituciones, en el trabajo y también en la

familia.

Cierto, alguno podría objetar: “Pero, Padre, la Iglesia, en este Año, ¿no debería hacer

algo más? Es justo contemplar la misericordia de Dios, pero ¡hay muchas necesidades

urgentes!”. Es verdad, hay mucho por hacer, y yo en primer lugar no me canso de

recordarlo. Pero es necesario tener en cuenta que, a la raíz del olvido de la misericordia,

está siempre el amor proprio. En el mundo, esto toma la forma de la búsqueda exclusiva

de los propios intereses, de placeres, de honores unidos al querer acumular riquezas,

mientras que en la vida de los cristianos se disfraza a menudo de hipocresía y de

mundanidad. Todas estas cosas son contrarias a la misericordia. Los lemas del amor

propio, que hacen extranjera la misericordia en el mundo, son totalmente tantos y

numerosos que frecuentemente no estamos ni siquiera en grado de reconocerlos como

límites y como pecado. He aquí por qué es necesario reconocer el ser pecadores, para

reforzar en nosotros la certeza de la misericordia divina. “Señor, yo soy un pecador,

Señor soy una pecadora, ven con tu misericordia” y esta es una oración bellísima, es

fácil eh, es una oración fácil para decirla todos los días, todos los días: “Señor yo soy un

pecador, Señor yo soy una pecadora, ven con tu misericordia

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