1. ¿Qué organización económica distingue a las civilizaciones originarias de América?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Cuando los españoles llegaron a las Américas los grupos aborígenes que habitaban el continente habían alcanzado variados niveles de desarrollo. Generalmente se oye hablar de los incas, mayas, aztecas, y se tiende a pensar que esas civilizaciones ejemplifican el mundo aborigen del siglo XV. Sin duda, fueron sociedades cuya cultura material nunca dejará de asombramos, y las muchas crónicas que nos dejaron los conquistadores suministran una interesante relación histórica de sus costumbres religiosas, organización política y actividades de la vida cotidiana. Sin embargo, cuando Colón y sus aventureros desembarcaron en las Antillas, este continente llevaba más de 15 mil años de estar ocupado por grupos humanos desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, y del Pacífico hasta el Atlántico; es decir, prácticamente todos los ambientes naturales y su inagotable variedad biológica ya eran conocidos y explotados por los indígenas: los áridos desiertos de las costas peruana y chilena, los desiertos del suroccidente de los Estados Unidos, las grandes planicies de Norteamérica y las interminables pampas argentinas; la monumental cordillera de los Andes y las montañas rocosas, las selvas de Yucatán, Darién y Amazonas y las heladas tierras del norte del Canadá y el extremo sur de América.
En términos de desarrollo sociopolítico y socioeconómico, las tres grandes civilizaciones del continente americano se clasifican como Estados, con presencia de gobiernos políticamente centralizados, ejércitos grandes y poderosos y diversas jerarquías políticas y sociales Pero no todas fueron así. Hoy los arqueólogos saben que a la llegada de los españoles las Américas estaban pobladas por miles de sociedades aborígenes que se hallaban en etapas intermedias de complejización que cubrían la inmensa mayoría del territorio. Estas sociedades se conocen como cacicazgos, o sociedades cacicales.
Lo que lograron estos indígenas en arquitectura e ingeniería es sorprendente. Los hohokam concentraron su esfuerzo en el riego artificial. Vivían en las inmediaciones del río Gila, del que tomaban agua para sus siembras y la conducían por canales de casi 5 km de longitud hasta Skoaquik ("lugar de las serpientes"), el asentamiento arqueológico más conocido, al sureste de la actual ciudad de Phoenix, en el estado de Arizona. Para que el sol no evaporara rápidamente las aguas sin que las plantas alcanzaran a aprovecharla, inundaban los campos cultivados (lo que un agrónomo moderno llamaría "riego por sumersión"). Fabricaban grandes esteras de fibras vegetales que servían como barreras para contener las aguas. Con ellas detenían el flujo de un canal y cambiaban el curso de otros para regar diferentes campos, mediante este ingenioso sistema produjeron diversos cultivos, principalmente de maíz. Naturalmente, tales obras de ingeniería requerían el trabajo colectivo de muchas personas para proveer a la subsistencia del grupo en un ambiente difícil, y debieron ser cuidadosamente planificadas, lo cual supone cierto grado de organización y gobierno.
Más al norte, en territorios de los anasazi, se han encontrado restos de arquitectura monumental, tal vez las obras más colosales halladas hasta ahora al norte de Centroamérica. La existencia de estos grupos está documentada por lo menos a partir del año 700 después de Cristo hasta tiempos actuales, pues en este inmenso desierto viven hoy los descendientes de las antiguas culturas. El área está sembrada de lugares arqueológicos, muchos de ellos considerados sagrados por los indígenas actuales. Allí se encuentran aún los restos de construcciones gigantescas. Pueblo Bonito, por ejemplo, rodeado por una gran muralla, con tres pisos de altura, centenares de habitaciones y varios sitios ceremoniales (Kivas) en el centro. En Mesa Verde, los indígenas construyeron sus habitaciones en despeñaderos de roca, formando verdaderas aldeas bajo la protección de inmensos abrigos rocosos. Allí realizaban sus labores diarias viviendo en comunidad.