1) Indique a qué característica de los seres vivos corresponde cada una de las siguientes situaciones:
a) Las mariposas nacen como larvas con aspecto de orugas, pero luego de un proceso de metamorfosis surgen como mariposas adultas.
b) Las aves marinas presentan una glándula llamada “de la sal” que les permite eliminar el exceso de sal del agua del mar.
c) Los seres vivos originan nuevos individuos semejantes, perpetuando la vida en las siguientes generaciones.
d) Al observar al microscopio una muestra de sangre, se puede visualizar la presencia de células como glóbulos rojos, blancos y plaquetas.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
nacen como levas con aspecto de oruga b) una glándula llamada de la sal c) que originan nuevos individuos semejantes d) que puede visualizar la presencia de células como glóbulos rojos blancos y plaquetas
hSeres vivos
Los seres vivos son unidades organizadas (muchas veces se los denomina organismos) capaces de llevar a cabo ciertas acciones, como metabolizar, reproducirse y evolucionar. Para ellos deben poder intercambiar energía, información y/o materia con el medio ambiente y con otros
Los seres vivos son el producto de altísimos niveles de organización de la materia orgánica. Esta organización les permite obtener energía, crecer, reproducirse y evolucionar. Ese es el conjunto mínimo de características compartidas que pueden ser comprendidas como los rasgos propios de la vida tal y como la conocemos.
Sin embargo, los límites entre lo considerado vivo y no vivo, en algunos casos son difíciles de definir y señalar qué distingue a los seres vivos de la naturaleza inorgánica que los rodea. Ciertos abordajes prefieren pensar la vida como un sistema complejísimo que se perpetúa a sí mismo
Los seres vivos se diferencian entre unicelulares y pluricelulares.
Una de las características fundamentales de los seres vivos es estar compuestos por una o más células.
Éstas presentan una enorme especificidad en su constitución y sus funciones, así como procesos metabólicos y organizativos propios.En base a este hecho, los seres vivos se diferencian a grandes rasgos entre unicelulares (constituidos por una sola célula) y pluricelulares (constituidos por muchas células). En el caso de estos últimos, las células sacrifican su autonomía para funcionar como un todo altamente jerarquizado y organizado.
Los seres vivos dependen de su estabilidad y organización para subsistir. Sin embargo, en todos los organismos existe cierto grado de desorden denominado entropía.
Por eso, necesitan estrategias de regulación del medio interno que conserven esa estabilidad. Los aspectos en que es más importante evitar desajustes son la temperatura, pH y concentración de nutrientes. A los diversos procesos que logran ese balance interior se los denomina homeostasis.
Se conoce como irritabilidad a la capacidad inherente de los seres vivos de relacionarse con su entorno y reaccionar a los estímulos que de éste provengan. Esto no significa que todos reaccionen de igual forma, pero sí que ningún ser vivo puede existir sin un vínculo con su medio ambiente. Cómo mínimo, debe intercambiar materia o energía.
Así, un ser vivo responde a determinados estímulos como olores, sonidos, movimientos, de acuerdo a su rol en la naturaleza y a su estado en el momento del estímulo. Lo mismo ocurre con la sed, el hambre y otras sensaciones internas, reflejo de las necesidades para mantener la homeostasis.
Los seres vivos poseen diversos mecanismos para obtener materia y energía del ambiente.
Dado que mantener un grado de organización estable consume materia y energía, los seres vivientes poseen diversos mecanismos para obtenerlas del medio ambiente. Estos procesos son llamados “metabólicos” y suele implicar dos procesos fundamentales:
Anabolismo. A partir de nutrientes simples, el organismo crea sustancias complejas y consume energía en el proceso.
Catabolismo. Se descomponen nutrientes complejos para obtener el material sencillo para componer nuevas sustancias de diversa índole, y se libera energía en el proceso.
Desarrollo y crecimiento
El metabolismo cumple dos funciones. Por un lado, provee a los seres vivos de la energía necesaria para sobrevivir. Por otro lado, les ofrece los insumos (energéticos y materiales) para hacer más compleja su propia estructura, crecer y reproducirse.
Aunque los organismos mueren, las especies sobreviven gracias a la reproducción.
La reproducción, como estrategia para superar el fallo inevitable de los organismos vivos que conduce a la muerte, es también propio de los seres vivientes. Existen dos formas conocidas de perpetuación de la especie:
Asexual. Un mismo individuo, que ha crecido y se ha desarrollado al punto adecuado, puede dividirse físicamente en dos individuos nuevos, genéticamente idénticos al predecesor (excepto en el caso de mutaciones), que reinician el ciclo. Es la forma de reproducción típica de los seres unicelulares, pero también pueden llevarla a cabo algunos organismos más complejos.
Sexual. Un proceso más complejo, en el que dos individuos desarrollados pueden juntar parte de sus materiales genéticos y crear un tercer individuo cuyo genoma será totalmente nuevo, si bien semejante parcialmente al de ambos progenitores. Los seres pluricelulares se reproducen de esta manera, ya que poseen células especializadas en la reproducción (gametos).
La vida debe entenderse como un ejercicio dinámico, esto es, en constante cambio. Los seres vivos compiten entre sí por adaptarse al medio ambiente de la mejor manera. Así, evitan que los cambios que se producen conduzcan a la extinción sino al reacomodo, al cambio, a la variación adaptativa.
Por ejemplo, los primeros seres marinos se encontraron en determinado momento con una sobrepoblación de los mares, lo cual hacía más difícil la competencia por la comida y otros