1. explica como lo que consumimos está ligado a la inversión extrajera y a la empresa
transnaccional.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Según el paradigma capitalista, la IED es uno de los motores del desarrollo, especialmente para las economías receptoras. Empezó a cobrar mayor relevancia a partir de finales de los años ochenta, cuando el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial promovieron en los países periféricos la aplicación de las medidas propugnadas por el CONSENSO DE WASHINGTON: PRIVATIZACIONES, reducción de la inversión del sector público y liberalización comercial y financiera. La IED, a partir de entonces, pasó a convertirse en una de las principales fuentes de financiación de los países empobrecidos. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), entre 1996 y 2001 los flujos de IED que entraron en la región superaron ligeramente el 4% del PIB, mientras en 2007 este porcentaje aumentó un 8% de promedio; en 2011, en plena crisis financiera y económica, la IED descendió hasta el 5,8%.
Las EMPRESAS TRANSNACIONALES, principales responsables de la IED
En la actualidad, los principales agentes de la IED son las EMPRESAS TRANSNACIONALES a través de las fusiones y adquisiciones transfronterizas, y no de la inversión en la construcción de nuevo tejido productivo. Y es que esas modalidades de inversión han llegado a constituir el 88% del total de la IED y consisten, en su mayoría, en fusiones de grandes empresas cuyo resultado es una cada vez mayor concentración del capital.
Los motivos que llevan a estas corporaciones a realizar inversiones en otros países son, entre otros, la obtención de recursos naturales y mano de obra de bajo coste, así como el acceso a mercados mayores o en crecimiento. En definitiva, el motor de la IED es la búsqueda de un incremento en los beneficios de la empresa. Por tanto, existe una incoherencia entre las virtudes que el discurso neoliberal atribuye a la IED —según la UNCTAD, «tiene el potencial de generar empleo, aumentar la productividad, transferir conocimientos especializados y tecnología»— y los intereses que las corporaciones transnacionales tienen en sus inversiones en el exterior. La experiencia ha mostrado que no necesariamente se crea tejido productivo o empleo: la reestructuración llevada a cabo por Telefónica en la antigua empresa pública de telefonía de Perú supuso, según los sindicatos peruanos, 9.000 despidos entre 1994 y 2001. Y la transferencia de tecnología y productividad únicamente se da en función de si contribuye a la maximización del beneficio de la EMPRESA TRANSNACIONAL: existe evidencia documentada de que, por ejemplo, las MULTINACIONALES ESPAÑOLAS de los hidrocarburos en Bolivia y del sector eléctrico en Nicaragua y Colombia no han cumplido esta promesa.