1- ¿Cuál es la necesidad ambiental, social y económica de esta adaptación tecnológica?
2- ¿Cuáles son los criterios sociales, económicos y medioambientales para fundar este restaurante?
3- ¿Cómo funciona el restaurante?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Un elemento previo que hay que plantearse a la hora de planificar es, aunque parezca obvio, pensar cómo voy a planificar, es decir, que criterios voy a seguir a la hora de afrontar el problema que en cada caso me incumbe.
Superado el primer impulso de decir que si a la mano que nos alimenta, siempre nos encontramos ante el mismo dilema sobre el alcance del proyecto que tenemos delante y sobre nuestro posicionamiento ante el mismo. Aquí, para no volverse loco con el caso a caso, todos tenemos ciertos criterios de planificación que vamos aplicando de una manera más o menos consciente.
En la literatura parece existir cierto consenso de que los criterios de planificación se pueden clasificar según tres grupos principales, criterios sociales, criterios ambientales y criterios económicos. Ahora bien, en lo que no parece haber tanto consenso es en la manera de valorar esos criterios. Desde los acercamientos clásicos de sostenibilidad financiera que utilizan las empresas, pasando por análisis más complejos de coste-beneficio y coste-eficacia, hasta llegar a los métodos multicriterio, el análisis y consideración de criterios sigue presentando carencias que a mi me parecen importantes.
Por ejemplo, respecto a los costes sociales, me pregunto si alguien sabe cuantificar las consecuencias de crear barrios marginales en determinadas zonas urbanas o de tener poblaciones con difícil acceso a los servicios básicos. Respecto a los costes ambientales también me gustaría encontrar estudios certeros que me permitiesen cuantificar el impacto en las especies o valorar las consecuencias en el clima o en el paisaje de los proyectos que se quieren ejecutar. Finalmente, respecto al impacto económico, tampoco tengo claro que los estudios existentes sean lo suficientemente precisos en la valoración de los proyectos y tengan en cuenta los costes que supone invertir en un lugar y no invertir en otro o los retornos económicos a muy largo plazo.
No quiero parecer un descreído con estas opiniones, pero pienso que intentar justificar todo con dos decimales es el primer paso hacia la equivocación. Bueno, entonces mis queridos amigos de City Lines me preguntarán qué se puede hacer ante este panorama aparentemente desolador. La conclusión que yo he sacado a lo largo de este tiempo es que es necesario tener en consideración dos cuestiones.
La primera consideración es que hay que ser valiente, apostar y explicar las propuestas, tanto en sus luces como en sus sombras. De esta forma, a la hora de presentar un proyecto se deben explicar las alternativas que se han considerado, pero alternativas de verdad no para rellenar el expediente, y exponer qué se quiere potenciar y qué se va a sacrificar en aras de alcanzar los objetivos que se han propuesto. Esto ya lo exponen muy acertadamente Jordi Borja y Omar Alonso Urán Arenas en 2003 en los Cuadernos de Democracia y Ciudadanía cuando dicen que “ante todo, hay que saber a dónde se quiere ir, cuáles son los objetivos que se quieren alcanzar con un plan o un proyecto”.
espero que te ayude
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