Historia, pregunta formulada por dylana210, hace 1 año

1 Con el descubrimiento por azar de la traición, comienza el proceso de maduración de Jim. ¿Cómo se siente por el momento? es sobre la isla del tesoro si lo responden le doy 5 estrellas vamos diganme nesesito ayuda el que no sabes es un bago

Respuestas a la pregunta

Contestado por elcarroloco
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Respuesta:

La mala literatura para jóvenes es aquella que nace con fecha de caducidad, que sólo pueden leer los jóvenes y que una vez han crecido se pasa como el arroz. La buena, en cambio, puede ser leída en cualquier momento de la vida, en la juventud, en la madurez, en la vejez, que no se pasa. Si bien es cierto que no es lo mismo leer un libro a los quince que a los treinta. Cada libro, lo que se percibe de él evidentemente, cambia en cada lectura, sin necesidad de que hayan transcurrido años de una a otra. La buena literatura para jóvenes no es aquella que está escrita para jóvenes ─no los tratemos como a tontos, que diría C. S. Lewis─ sino aquella que es recomendable leer en la juventud porque aporta elementos fundamentales y enriquecedores en ese inevitable proceso que es el ir creciendo. Volver a leer un libro que conocimos en nuestra infancia tiene algo de profano, como arrancar el sello que esconde un momento fundacional de nuestras vidas, y sin embargo, es siempre preferible a leer un libro que pudo habernos marcado y no lo hizo porque no lo conocimos en su momento. Hablar de La isla del tesoro desde mi perspectiva adulta tiene, efectivamente, algo de profano, y aún siendo así no puedo dejar de hacerlo.

Una de esas perspectivas de adulto más completas, porque no pierden de vista la mirada infantil, es la de Roberto Cotroneo en esa entrañable carta a su hijo titulada Si una mañana de verano un niño. En este libro Cotroneo ofrece su particular visión de varios libros, relacionados con la adolescencia y con el proceso de crecimiento y de maduración. Además de dedicar un capítulo a La isla del tesoro, se detiene en El guardián entre el centeno, Tierra baldía y El malogrado de Thomas Bernhard. Cotroneo se detiene a describir dos aspectos concretos pero imprescindibles de la obra de Stevenson. En líneas generales La isla del tesoro ─como El guardián entre el centeno─ es la descripción del proceso de maduración de un niño, que acaba convirtiéndose en un adulto y asumiendo las responsabilidades que exige la nueva condición. Para Cotroneo dos de los aspectos más importantes del crecimiento de Jim son la distinción entre el bien y el mal ─no siempre evidente en el libro─ y lo terrible de asumir la realidad de las aventuras, que en algunas ocasiones pueden poner la vida en peligro.

  Cuando comienza La isla del tesoro Jim está de lleno en la infancia. La irrupción del viejo marinero en la posada de sus padres hace que la maldad verdadera entre por completo en la vida de Jim. Desde la perspectiva del niño Jim contempla a esos peligrosos marineros con horror, llegando a poblar todos ellos sus pesadillas, y especialmente aquel que tiene una sola pierna. El ciego se describe precisamente con ese horror infantil: «Parecía encorvado por la edad o el cansancio, y su amplio y viejo gabán marino, raído y con un capuchón a la espalda, le daba un aspecto miserable y deforme […] Le tendí la diestra, y la horrible y melosa criatura sin vista la agarró alñ instante con la suya, como en una tenaza […] No había oído nunca una voz tan cruel, fría y repugnante como la del ciego» Más adelante Jim empezará a desconfiar de esos maniqueísmos, se dará cuenta de que el bien y el mal no siempre son lo que parecen. Tras la muerte del viejo marinero que pobló de pesadillas su imaginación infantil, Jim no puede sentir más que compasión, e incluso derrama unas lágrimas.

  Con la muerte del viejo marinero se abre el proceso de maduración de Jim, sobre todo al plantearse la posibilidad del viaje para buscar el tesoro del viejo pirata Flint. Para Jim es una oportunidad de vivir aventuras ─«soñando estupendas y afortunadas aventuras por mares desconocidos y tierras lejanas»─, pero simbólicamente puede entenderse como un viaje iniciático que hará que Jim abandone para siempre la infancia y que finalmente recabe en la edad adulta: «jamás llegué a imaginar nada que fuese tan sorprendente y trágico como luego resultaron mis aventuras de veras» Para iniciar este viaje iniciático Jim debe cortar por completo los lazos con su madre, algo así como le ocurría a Lázaro de Tormes: el hidalgo le prohibe explícitamente pasar más de una noche con su madre antes del viaje. Jim es consciente de la importancia de lo que está en juego y de lo que ha perdido tras despedirse de su madre: «Poco después doblamos un recodo, y toda mi infancia desapareció ante mis ojos…» Aún más, al poco tiempo de zarpar, ya en el barco y rodeado de marineros, Jim piensa en su infancia como si fuera algo ya muy lejano: «en seguida comenzó a entonar aquella rara canción, que tantas veces yo había oído en mi infancia»

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